domingo, 11 de octubre de 2015

Estampas de San Cristóbal





   Querid@s lectores/as:  Concluyo felizmente la sección de "Los libros que me han llegado de Cuba", con un  ejemplar muy querido ¡y buscado durante años! que por fin ha aparecido, en una librería de uso; cuando lo normal sería que la Obra Completa de Jorge Mañach pudiera encontrarse ¡siempre! en TODAS las librerías de La Habana.  El por qué las autoridades culturales cubanas dan muestra de estos incomprensibles vacíos merece una respuesta demasiado compleja y extensa para plasmarla en este espacio.  Así que mejor vayamos y leamos.

ESTAMPAS DE SAN CRISTÓBAL
Jorge Mañach

Esta edición ha sido tomada de:
Jorge Mañach, Estampas de San Cristóbal
Editorial Minerva, La Habana 1926.

Sobre la presente edición:
Ediciones Ateneo, 2000
La Habana, Cuba.
144 páginas.

-Información procedente de la solapa del libro-

   La ciudad es un espejismo de nostalgia, una geografía construida con las marcas de los hombres que la han vivido, un espacio de reminiscencias.  San Cristóbal de La Habana, nombrada así por Real Cédula de 1592, fue surgiendo como un marco distintivo de la idiosincrasia nacional a partir de progresivas sedimentaciones en el tiempo y en el espacio, aportadoras de peculiaridades sólo descubiertas por la mirada penetrante y reflexiva de quienes, ubicados en el futuro, arriesgan su percepción del pasado y la valoración legitimadora de sus huellas.
   Mañach y Luján, el periodista y su compañero de rastreo, cual caballeresca pareja en andanzas, nos descubre los lugares característicos de una ciudad espejada por el mar.

   La Habana de los años 20, con sus secretos, sus vanidades, sus emblemas, sus prototipos, sus costumbres, su dubitación entre una época colonial que agoniza en la humedad de sus mansiones, y a un tiempo que irrumpe con voraz utilitarismo, está sintetizada en estas crónicas como imagen física y espiritual de una Cuba transida de frustración y de recóndita esperanza.

   Escritas de manera sugestivamente lírica, con un lenguaje salpicado de giros olvidados y deliciosos arcaísmos, sólo posible en el estilo de un maestro como Jorge Mañach, estas viñetas periodísticas son verdaderas piezas de alta literatura, estampas reveladoras del alma de La Habana, latente en los vestigios de su belleza.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.

       José Martí
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