jueves, 29 de abril de 2010

Nueve cuentos para recrear el café


NUEVE CUENTOS PARA RECREAR EL CAFÉ
María Eugenia Caseiro

Editorial Equi-Librio
Lyon, Francia
176 páginas



María Eugenia Caseiro, escritora cubana, radicada en los Estados Unidos, toma de primera mano el tema del exilio y al abundar en aspectos propios de su tierra natal como lo son los elementos del panteón africano y el sincretismo religioso, el uso de expresiones idiomáticas y personajes típicos de su país, nos adentra en un mundo particular que gradualmente va universalizándose.
Nada humano le es extraño y es precisamente esto lo que enriquece, dando cuerpo y hondura a su producción literaria. Sus personajes, enraizados dentro un nostálgico sabor cubano, nos transportan a esa otra época que si no fuera por la literatura se hubiera esfumado en el tiempo.

176 p. ISBN 978-2-918048-05-3 Editorial Equi-Librio, Lyon, Francia.
De: Paloma May Lynng

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí
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sábado, 24 de abril de 2010

MI VIDA (Libro autobiográfico de Enrique Canto)

(Foto de Frank País abatido a tiros)


ENRIQUE CANTO

Por Manuel Prieres


En las páginas 252 y 253 del libro autobiográfico de Enrique Canto (dirigente clandestino del Movimiento 26 de Julio en Santiago de Cuba) salen a la luz pública testimonios del autor que muy bien pudieran arrojar un poco de luz alrededor de los últimos días de FRANK PAIS con vida.

--Por la tarde me llamó Mr. Paterson por teléfono. Deseaba que fuese al Cosulado. Tenía necesidad de consultarme un asunto que estimaba sumamente delicado. Fui a verle rápidamente.

--Me recibió inmediatamente. Y me dijo que leyera y le informara si yo creía que esa carta fuese auténtica de Frank País. La leí. Estaba dirigida a Haydee Santa María. Su nombre en la clandestinidad era MARIA. La observé atentamente, sobre todo la firma de DAVID y llegué a la conclusión que la carta había sido escrita por el mismo Frank y así se lo dí a entender a Mr. Paterson.

--En la carta Frank, o DAVID, le daba cuenta a Haydee, o MARIA, de la marcha de la revolución en Santiago. La había escrito solo unos pocos días anteriores a su muerte. Había en ella un párrafo en que le decia a Haydee (El gordito salió por la B. gracias a la ayuda de la Embajada). Me aprendí aquel párrafo de memoria por la importancia que él tenia. De este modo Frank le daba a entender a Haydee de la salida de Lester por la Base de Caimanera gracias al pase dado por Paterson. Este me comunicó que dicha carta habia caído en manos del SIM (Servicio de Inteligencia Militar), quien habia presentado ante la Embajada Americana una protesta por estimar que se le estaba prestando ayuda a los revolucionarios, permitiéndoles la salida del país. Nuestro Consulado, me dijo Paterson, se ha visto libre de acusación porque Frank puso en ella equivocadamente (gracias a la Embajada y nosotros somos Consulado). Continuó diciéndome: ESTA CARTA LA ENCARGADA DE ENVIARLA A LA HABANA ES VILMA, ya que creo que ocupa el puesto de relaciones exteriores dentro del Movimiento, y ella me ha negado que fuese autentica, y es por ello que le he rogado a usted viniera para informarme la verdad sobre su autenticidad.

--La volví a leer de nuevo. La carta estaba escrita con la letra de Frank que yo tanto conocia y su firma (DAVID) era inconfundible para mí. Mr. Paterson no hizo ningún comentario sobre mis palabras. Habia sin embargo en él una honda preocupación y un raro gesto de asombro.

--Jamas llegué a conocer de qué modo aquella carta habia ido a parar al SIM (SERVICIO DE INTELIGENCIA MILITAR) ¿Cómo era posible que Vilma hubiese tenido, al parecer, un descuido de tanta importancia, y por qué habia negado a Mr. Paterson la autenticidad de una carta que era realmente escrita por Frank? Aquella advertencia de Frank cuando le conducía a la casa de Pujols, prohibiendome que comunicara a Vilma a donde le llevaba, me hería violentamente. Su deseo, mas tarde, de ser ella quien mandara y dirigiera el Movimiento, a lo que me opuse, podria ser la respuesta a la pregunta que sin querer me hacia yo mismo. ¿Cómo era posible que la policía conociera en dónde estaba escondido Frank y no fuese directamente a buscarle a la casa a la cual yo le habia llevado? ¿Que juego sucio se escondia detrás de todo aquello? ¿Sería posible que alguien tuviera interés en que Frank desapareciera y fuese totalmente aniquilado del campo revolucionario? Venian tambien a mi memoria las palabras de Frank cuando le pedí que se ausentara de Santiago por un tiempo. Tengo que cumplir órdenes. Tengo que permanecer en los LLANOS mientras me lo pidan. Habia en sus palabras un raro dejo de amargura. Después de su muerte pensamos muchos que habia sido sacrificado por un interés que jamás habia llegado a conocer ni siquiera sospechar.
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Hasta aqui fragmentos del libro autobiográfico de ENRIQUE CANTO BORY (MI VIDA) un prominente hombre de Santiago de Cuba y uno de los principales dirigentes del Movimiento 26 de Julio en la capital de Oriente- Cuba muy ligado a Frank País en las luchas revolucionarias.


Manuel Prieres
villagranadillo@bellsouth.net
http://villagranadillo.blogspot.com/
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¡¡Qué daría por conseguir este libro para mi biblioteca...!!

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J. Martí
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viernes, 23 de abril de 2010

El gordo y todos los demás / Una Cuba que fue



Es la primera vez que veo un anuncio de un libro por Internet... ¡y lo encuentro el mismo día! 23 de Abril de 2010.

Y a pesar de mi 'incompatibilidad afectiva' con el "Día del Libro", voy a celebrar el feliz hallazgo de lo que parece ser un muy interesante libro, transcribiendo aquí su referencia bibliográfica.
¡¡Pasen y lean!!

EL GORDO Y TODOS LOS DEMÁS
UNA CUBA QUE FUE
Sergio-Albio González

Parnass Ediciones
Barcelona, España.
Primera edición: enero 2010
388 páginas + Bibliografía

Ya desde su independencia en 1902, la corrupción en Cuba mostró grandes dotes de inventiva. De mano en mano, abuso y corrupción fueron en ocasiones llevando el país al caos y a la extrema violencia, siendo las tres décadas anteriores al triunfo de la Revoluciónel lógico preludio de lo que sucedió.

Estas memorias hacen un breve recorrido por los años 30, 40 y 50 concidiendo con la niñez, adolescencia y madurez -su experiencia universitaria- del autor. Cada década coincide con estas tres etapas.
El relato es un recuento de las vivencias tal y como fueron experimentadas en su momento, sin que el desarrollo posterior al triunfo de la Revolución haya influido en el enfoque de la historia contada.

El grueso de la narrativa se basa en la época universitaria y el efecto que el golpe de estado de Fulgencio Batista ejerció sobre el estudiantado y sobre José Antonio Echevarría, "el Gordo" -amigo y compañero de estudios del autor- que fuera lider de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y Secretario General del Directorio Estudiantil. Ambas organizaciones tuvieron un papel fundamental en la lucha contra la dictadura batistiana, siendo las abanderadas y la vanguardia de la oposición contra el régimen, antes que el "Movimiento 26 de Julio" de Fidel Castro se convirtiera en el principal protagonista de la insurrección.

Las memorias tratan de las convergencias y desavenencias de ambos movimientos hasta comienzos de 1959, cuando ya Fidel ciñe todas las riendas del poder, una vez muertas, a manos de la policía batistiana, las otras dos grandes figuras de la Revolución, el Gordo y Frank País.
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J. Martí
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sábado, 17 de abril de 2010

Entrevista a Ana Cabrera Vivanco. LAS HORAS DEL ALMA


¡¡Una PRECIOSA entrevista!!
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ENTREVISTA A ANA CABRERA VIVANCO
Sábado, 17 de Abril de 2010 00:00
Xavier Borrell


El Diario Digital de la Comarca vive una experiencia única al adentrarse en 'Las Horas del Alma' con su autora, Ana Cabrera Vivanco, una de las escritoras más vendidas y traducidas de los últimos años en todo el mundo que nos acerca, en compañía de nuestro infatigable devoralibros, Xavier Borrell, el retrato más desgarrado de su patria cubana. -¿Cómo se le ocurrió la idea de escribir una novela tan desarrollada?
Siempre tengo la impresión de son los fantasmas que residen en lo ignoto de mi subconsciente los que narran las historias y me dictan las palabras cuando escribo una novela. En el caso de Las Horas del Alma, los fantasmas de muchas generaciones pugnaban por salir a la luz, pidiendo a gritos que exorcizara sus demonios. Reclamaban justicia y me apremiaban a contar la historia que le borraron y falsearon a las nuevas generaciones nacidas con el triunfo de la revolución de Fidel Castro. Cuando se emprende un proyecto de envergadura como Las Horas del Alma, además de contraerse una gran responsabilidad autoral, se asume otra más grave: la de implicar a tu seres queridos en el riesgo de la peligrosa criatura que estas gestando y las consecuencias que esto pueda acarrearles en represalias. Mi familia no sólo asumió conmigo el riesgo sino que me ayudó a vencer al peor de los fantasmas: El miedo a expresarme con entera libertad. Pero entre todos los fantasmas hubo uno que me guiaba de cerca y me infundía entereza espoleando cada día mi voluntad. El fantasma de una niña con uniforme de colegiala de ojos tristes y soñadores que me miraba a través del cristal de mi buró mientras escribía la historia de cinco generaciones de cubanos. Era mi propio fantasma. El de la niña que se detuvo en el tiempo con las alas de los sueños mutiladas. Muchas veces volví a ver esa mirada repetida en las pupilas de los niños que partieron a otras tierras desmembrados de su familia y su patria. Esa legión de fantasmas me impulsó a tomar la vieja pluma Parker de mi abuelo, cargarla con mercromina y emprender un vuelo sin retorno.


-¿Qué tiene el pueblo cubano para producir historias tan emotivas?

Yo pienso que las historias de nuestra isla despiertan emociones en el lector porque los cubanos cuando hablamos de nuestra tierra a pesar de los pesares, del tiempo y de las muchas millas náuticas que nos separen de ella conservamos el encantamiento por lo nuestro intacto en los recuerdos y seguimos llevándola del mismo modo que se lleva a la madre enraizada al corazón. El amor que sentimos por Cuba brota en los poros de cada frase que ponemos. Los olores de la tierra, los ríos, el mar, la gente misma, cobran alma propia en el papel y si un autor pone el alma cuando escribe de su tierra, entrega amor, trasmite magia, sangre, piel…

-No fue fácil salir de Cuba ni para usted ni para la novela...

Cuando salí de Cuba sabía que partía al destierro. No hubo lugar para lágrimas en la despedida. Me despedí de mi hija y de mi esposo sin saber como y cuando nos volveríamos a encontrar. Tardamos tres años y medio en reunirnos nuevamente en España. En Tenerife a donde había sido invitada a presentar mi libro La Voz del Silencio, biografía de la Premio Cervantes cubana Dulce María Loynaz, me tuve que armar de toda mi entereza para no dejar traslucir durante las conferencias que impartía en la Universidad de La Laguna, ni en los actos de presentación de mi libro, las cenas o las entrevistas, el dolor que me embargaba. Sabía que cualquier desliz que cometiera delante de la delegación cubana que no nos perdía ni pie ni pisada podía costarle muy caro a mi familia. Y ese costo podía ser el que no pudiéramos volver a vernos nunca más. La novela salió destripada y llegó por partes, igual que llegó mi familia y fueron también los míos a quienes tocó el riesgo de rescatar los capítulos mutilados que tuve que dejar atrás. Atrás dejamos todo, y de todo nos despojaron: Desde la casa hasta los libros que no nos permitieron sacar. Así todo me considero afortunada. Existen millones de cubanos dispersos por el mundo a quienes no se les ha permitido siquiera volver para enterrar a los suyos.

- En su libro hay una bellísima prosa poética, en muchas ocasiones, ¿es imposible para usted, como autora, escribir novelas sin poesía?

Mi primer libro fue un ensayo biográfico sobre la poetisa uruguaya Delmira Agustini: El Misterio de la Sacerdotisa de Eros. Luego vinieron los años en que trabajé con la poetisa cubana Dulce María Loynaz, Premio Cervantes 1992 para escribir su biografía La Voz del Silencio. Conocí a Dulce María cuando era ya nonagenaria pero me unió a ella una gran amistad que permaneció intacta hasta el final de sus días. Fue la personalidad y el temple de Dulce María y su ejemplo de cubana excepcional lo que me inspiró el personaje de Ángela Falcón en Las Horas del Alma. Todavía siento que su presencia me acompaña y desde luego su huella va conmigo. Seguramente su voz prevalece entre todos mis fantasmas y su verso se filtre en lo que escribo. Lo que si te puedo decir es que siempre que termino un capítulo, lo leo en alta voz Necesito oír cierta cadencia en las palabras, si encuentro que esa cadencia se rompe, vuelvo a retomar lo escrito. Busco el modo de colocar las palabras y así permanezco horas…días, todo el tiempo que haga falta hasta sentirlas armonizar.


- En un momento de su novela un personaje se pregunta ¿Cómo es que el pueblo cubano ha expulsado a tantos gobiernos tiranos e invasores y el actual lleva tantos años?

Cuando la revolución de Fidel Castro derrocó a la dictadura de Batista el 1 de enero de de 1959. El pueblo cubano volcó todas sus esperanzas en su nuevo líder, lo convirtió en su nuevo Dios. Su líder predicaba lo mismo que predicaba Dios, sería la revolución del pueblo, la revolución de los humildes, la que crearía al hombre nuevo. No se hablaba de comunismo, sino de humanismo, de una revolución que sería tan verde como las palmas cubanas. La gente lo creyó ciegamente y se desvivió en sacar adelante su revolución. Poco a poco el sueño devino en pesadilla, Muchos tardaron años en reconocerlo. Costaba renunciar al sueño, quitarte la venda de los ojos y reconocerte traicionado por tu ídolo. Por otro lado y -esto es lo más complicado de explicar- la sociedad civil cubana ha sufrido un desgaste en todos los sentidos. Las nuevas generaciones que nacieron después del 59 no conocen otro sistema que el que impera desde hace más de medio siglo. Esas generaciones viven en una especie de burbuja. No se entra, no se sale. Pocos viajan o tienen acceso a internet. Los de afuera son los malos de la película, el imperialismo es el enemigo, el culpable de todas nuestras desgracias. No hay más que un partido único, la prensa nacional responde al oficialismo totalitario del régimen. El miedo es una constante diaria. La maquinaria represiva de la seguridad del estado ha inoculado el miedo por catéter. Desde que los niños van a la escuela y los hacen pioneros les dicen como tienen que pensar. Hay un Comité de defensa de la Revolución, que vigila cada cuadra. Hay miedo a que tus propios vecinos te denuncien, a lo que te pueda pasar a ti, a tu familia, miedo a que te acusen por lo que sea y te metan en la cárcel. El sólo hecho de disentir, es ya suficiente para que digan que eres un gusano, un delincuente, un antisocial, traidor a la revolución y eso basta para que te apliquen la ley de Peligrosidad Social y te encierren entre rejas. Hay una serie de factores psicológicos y sociológicos que han prendido en la población. Las Calles son de Fidel, y Fidel tiene el poder y las armas. Ya los has oído hace unos días por boca de Raúl Castro:”Este país prefiere desaparecer antes que cambiar”.


- ¿Es su obra un canto a la desdicha del pueblo cubano durante una época convulsa y difícil de su historia?

No, La génesis de Las Horas del alma esta expresa en el título: Nace del propósito de trasmitir el tiempo y el alma de mi isla a través de dos troncos familiares que sirven de punto de partida para trazar el retrato de la sociedad cubana del último siglo en Cuba reflejado en el espejo de sus vivencias cotidianas, sus conflictos nacionales y la metamorfosis política y social que ha acontecido en mi patria. Si tuviera que cantarle a algo le cantaría al amor, a la tierra, a la esperanza, a la libertad. Las desdichas que ocasiona en mi pueblo un régimen totalitario no merecerán siquiera ni un réquiem el día que desaparezcan.


- Desde la distancia, los que observamos con cierta tranquilidad la isla de Cuba, entendemos que existe un esfuerzo real de los cubanos, sobre todo en el exilio o destierro, de hacerse constructores de una nueva sociedad donde impere la libertad,¿es necesario que ese realismo socialista que impera en la isla sea desenmascarado por la comunidad internacional, o cree usted que es un problema más bien de confianza?, ¿tendremos que esperar al óbito de Fidel Castro para ver un verdadero cambio?

Pienso que la revolución castrista que derrocó a la dictadura de Batista por las armas, no tiene ninguna moral y muchos menos el más mínimo derecho de reprimir, acosar y encarcelar a los que difieren de su ideología pacíficamente. Es realmente vergonzoso e indignante ver como se organizan turbas y se hacen circular órdenes en los centros de trabajo para que se armen de palos, cabillas y cables para agredir a las Damas de Blanco, madres, esposas, e hijas, que desfilan con un gladiolo en la mano reclamando la libertad y los derechos de sus seres queridos. Los periodistas sabemos que una imagen vale más que cien palabras. De Cuba hasta ahora no teníamos ni eso: Salvo las imágenes turísticas de las mulatas culonas, la rumba y la bebedera. Nada había conseguido captar la prensa extranjera de la más oscura y cruel realidad que se vive en la isla. Creo que a partir de estas imágenes ha empezado un conteo regresivo para el régimen castrista. Por otro lado la muerte de Orlando Zapata tras 86 días en huelga de hambre en una cárcel cubana ha hecho despertar muchas conciencias en el mundo. La dictadura se desenmascara por si misma. Todavía me estremezco de dolor y escalofrío cuando escucho a quienes tratan de desvirtuar o desenfocar la atención de la dramática situación cubana, con el pretexto de que en todas partes muere gente todos los días, se maltrata a mujeres, y se tortura y se comenten violaciones de los derechos humanos. ¿Esto equivaldría a decir que después del terremoto de Haití no podríamos solidarizarnos con el de Chile porque en muchas regiones del mundo tiembla la tierra y mueren seres humanos a causas de los sismos? ¿Quiere decir que cuando muera una mujer asesinada por su marido no tenemos que denunciarlo, porque todos los días mueren mujeres a causa de la violencia de género? ¿Quiere decir que no podemos condenar el terrorismo de ETA, porque existe Al Qaeda? Pienso que tratar de justificar lo injustificable es como intentar tapar el sol con un dedo. Mientras más violaciones, atropellos, vejaciones, torturas y terrorismo existan en este planeta, más debemos de sumar y nunca restar a la hora de alzar nuestras voces en denunciarlas desde lo más profundo de nuestra conciencia.


- ¿Cómo llevan los cubanos en el exilio los últimos sucesos de las huelgas de hambre y el acoso a las damas de blanco?

Con una mezcla de indignación, tristeza e impotencia. Pero brindando todo nuestro apoyo y sin perder nunca la esperanza.

- ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Mis proyectos futuros están en marcha. Las Horas del Alma acaban de cumplir su primer añito el 20 de marzo y ya va por la tercera edición. Fue seleccionada para el Círculo de lectores de la Random House y ahora hace apenas unas semanas acaba de salir la de Best Seller Debolsillo de Plaza Janés. Ahora esta próxima a ser publicada en Belgrado y será traducida al serbio. En los Estados Unidos y especialmente la Feria Internacional del libro de Miami, tuvo una gran acogida entre los lectores del exilio cubano. Me emocionan especialmente los mensajes que recibo constantemente de Cuba, donde muchos amigos cubanos y españoles se han esforzado en hacer llegar ejemplares de mi novela. A pesar de todas las dificultades, los lectores de la isla me escriben y me dicen que leen mi novela y se la pasan de mano en mano, que incluso están en lista de espera como suelen hacer en mi patria para poder turnarse los libros. Mi nueva novela Las Cien Voces del Diablo contratada también por la editorial Grijalbo está en trabajo de edición y cercana a ver la luz, mientras esta autora toma aliento para empezar un nuevo libro. Sólo espero terminar de revisar las galeradas y que pase la Feria de San Jordi, para ponerme manos a la obra, cada vez más comprometida con los lectores. Porque cabe decir, que mientras más te adentras y proyectas en este oficio más te sorprende lo mucho que te falta por aprender y mientras más lectores ganas más alto es el compromiso que contraes contigo y tu trabajo autoral. Allá los que se les suban los humos a la cabeza. Los nombres pasan, se olvidan, se sustituyen por otros. Es tu obra lo único que trasciende en el tiempo y la que decide definitivamente el lugar que corresponde a cada cual.

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J. Martí
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CARLOS FRANQUI HA MUERTO


Que en paz descanse.
La Biblioteca cubana está de luto.
Justo será recordarlo -a través de sus libros- para que no se nos borre la memoria histórica de uno de los hombres que supo ver a tiempo la 'verdad' de la revolución.


CARLOS FRANQUI HA MUERTO HOY EN PUERTO RICO

Desaparecido ya una vez por las tijeras de la memoria del poder, hoy se lo ha llevado el tiempo.

[Del blog "El tono de la voz", de Jorge Ferrer]



El saldo de la impronta que la cultura cubana de los últimos cincuenta años debe a Carlos Franqui, desde el suplemento Lunes de Revolución hasta el paso por la Habana del Salon de Mai, resalta sobre la grisura que ensombreció la vida cultural cubana a partir de 1968. No obstante, su condición de oficial del Ejército Rebelde y hombre estrechamente ligado a los primeros años de revolución le negaron el favor del exilio, que tampoco buscó.

Fuera de la historia, de todas las historias, Franqui ha muerto siendo un gran desconocido para la gran mayoría de los cubanos nacidos después de 1959. Para muchos de ellos probablemente no sea más que un personaje recurrente en las páginas de Guillermo Cabrera Infante.
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He decidido subir hoy aquí el penúltimo capítulo de Retrato de familia con Fidel (1981), tal vez el libro de Franqui que prefiero.

Leer a Franqui, leer esta despedida de una revolución que hizo pero ya le resultaba ajena y hostil, me parece manera justa de honrar su memoria.

E.P.D.
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DISCUSIÓN CON RAÚL
Por Carlos Franqui


La recepción duró horas.

Vodka, coñac, whiski, champaña, exquisitos manjares estaban por la libre.

Los tabacones llenaban de humo el Palacio.

Como a las once de la noche, Fidel se retiró. Tenía la mano hinchada del dale que dale. Los ojitos le brillaban. Sus íntimos contaban cómo el Comandante se las arreglaba para estar rodeado de gente y de aplauso. Era su orgasmo.

Ya se veía esa descomposición alcohólica y palaciega de la medianoche.

Un edecán del Presidente Dorticós me dice de pasar al despacho presidencial.

Me extrañó la cortesía.

Dorticós era muy cuidadoso de sus relaciones.

Era el termómetro de Fidel.

Si estabas bien con éste, te llamaba, te hablaba, te sonreía.

Si olía que estabas en desgracia, te ponía en sordina.

Era normal.

El poder es así. Los que están a su alrededor son muy cautelosos.

Dorticós conocía bien a Fidel. No se hacía ilusiones.

De su maestro, Miró, ambos grandes abogados, conocía el arte de las alturas.

Recelé alguna trampa.

En guardia, me dirigí a su despacho.

Allí estaban con Dorticós, Raúl Castro, Che Guevara, Faure Chomón, Vilma Espín, Aleida March, otros comandantes. Flavio Bravo, López y Alfredo Guevara ―el grupo de Praga― y otros ministros y capitanes y doctores.

Raúl Castro, con el alcohol subido, me recibió así:

―Qué dice Accattone.

―Raúl, supongo que en tu casa hay espejos. ¿Te has visto tú, tu cara en el espejo? ―contesté cortante.

Raúl se puso blanco.

El Che, para aligerar, pasó de Pasolini a Fellini.

Dorticós:

―Seguro que te gustan las películas italianas.

―Sí, la Dolce Vita ―agregó Raúl.

Se discutía en aquellos días sobre el cine italiano.

―Sí, la Dolce Vita, de Fellini, me gusta. No me gusta la dolce vita de Palacio.

Cambiando:

―Ustedes no sólo quieren los héroes positivos del socialismo. Ahora quieren aun los héroes positivos del capitalismo ―y agregué―:

―Qué clase de marxistas son ustedes.

―Tú trabajas con los chinos. Eres un pro chino. Tú diriges esa revista que los chinos pagan en París ―dijo con violencia Raúl.

(No había leído la revista que dirigía Verges, abogado de la Reunión, militante franco-argelino, que conocí por Ben-Bella, en mis viajes a Argelia, cuando el líder argelino, por simpatías a Cuba, a nuestro periódico, puso el mismo nombre a un semanario que dirigía Verges, que ahora en París, y con simpatías chinas, editaba una publicación en la que publicó un artículo mío sobre la lucha cubana. Hacía meses que no veía a Verges, de haberme pedido permiso para el artículo lo hubiese dado. No fue así y no sabía nada de la revista.)

―Mira, Raúl, por la revolución china tengo simpatías, entre otras, por su intento de separarse del modelo ruso.

―El Che también colabora en esa revista. Es un pro chino ―agregó Raúl, interrumpiéndome. Y ante mi asombro por la acusación al Che―:

―Tú eres un antisoviético. Tú mismo lo dices. ¿Lo ven? ―afirmó Raúl, acusándome.

(Tuve la sensación de que era un proceso. El odio de Raúl, de los soviéticos, de los viejos comunistas. Del grupo de Praga: Flavio Bravo, Alfredo Guevara, antiguos y permanentes enemigos. Lucha comenzada en la clandestinidad, exilio, Radio Rebelde. Continuada en el 59, cuando el sectarismo y la Crisis de Octubre, que ahora estallaba.)

No me sorprendía.

Me sorprendió la acusación de Raúl al Che de pro chino.

En la primera época eran muy amigos. Verdad que cuando el sectarismo, que Raúl siempre apoyó, el Che se unió a nosotros y comenzó a hacer críticas al modelo soviético, a Checoslovaquia, que como ministro de Industria, le vendió todo lo que no servía.

Verdad que el Che manifestaba simpatías por China, su esfuerzo de caminar con sus propios pies, de crear otro modelo, por su ayuda al tercer mundo. Por la retirada de las tropas chinas de Corea, que Guevara había visitado.

Me pareció grave esta acusación de Raúl al Che. Que se limitó a sonreír irónicamente, sin decir nada.

Me preguntaba: Por qué todo esto. No soy más director de Revolución. Acabo de regresar. Estimulo a Fidel para que escriba para la Feltrinelli un libro sobre la Revolución.

Entonces comprendí.

A esta gente le molesta mi presencia. Pensaba que me iba a quedar. Ah, ah, ah, están furiosos. No se conforman con la destitución.

Es mi desaparición lo que quieren. Ah, ah, ah.

―Eres un antisoviético ―repitió Raúl.

―Mira, Raúl, si los rusos fueran soviéticos estaría con ellos. Con los obreros, campesinos e intelectuales socialistas que proclamaron los soviets. Pero el partido liquidó los soviets, que duraron poco. Tú confundes los soviets con la burocracia. Ése es tu problema. No el mío. ―Y a voz bien alta―:

―Stalin es un enemigo del pueblo. El nuevo Zar. Asesino de millares de bolcheviques, de millones de hombres del pueblo.

―Delante de mí no se puede ofender a Stalin ―gritó Raúl.

―Cuando estuve en Moscú, la primera vez, estaba allí todavía en el Mausoleo. Me cagué en su madre delante de los rusos. Ahora que lo tuvieron que expulsar del Mausoleo, y si puedes, protesta con Kruschov; delante de ti, me cago en su madre otra vez.

La cara blanca de Raúl se volvió más pálida. Echaba espuma por la boca, gesticulaba con violencia, gritaba.

Aquella noche no sentía el miedo, decidí contestar a Raúl y a los otros, decirles unas cuantas verdades cara a cara.

―Es un trotskista ―agregó con astucia de viejo abogado Dorticós.

―No. No. No. Soy antiestalinista, porque soy socialista, lo seré mientras viva. No soy como alguno aquí que ocultaba lo que era. Yo siempre lo dije. Era enemigo y lo soy del Imperio y los imperios. De los poderosos y privilegiados. Estoy por un socialismo humano. El Che, aquí presente, es testigo que así lo expresé a Fidel en la prisión de Miguel Schultz. El estalinismo no es sólo Stalin y no es sólo ruso. Es el poder de la burocracia, la represión contra el pueblo. Las cárceles y los fusilamientos. Las invasiones y ocupaciones: Polonia, Budapest, Praga.

―Pues, te mandaremos al paredón ―gritó Raúl―, y la historia nos absolverá.

―La historia nos absolvió, Raúl, a ti, a mí también, cuando estábamos contra un poder tiránico. Pero ahora eres poder, puedes matar como Batista, pero la historia no te va absolver. Te va a condenar, como condenó a Batista. Así que no me amenaces, Raúl.

―¡Te fusilo!

Entonces, abriéndome la camisa, grité: “¡Tira aquí, si tienes con qué!”

(Con mi vieja capacidad de ver las cosas en dos planos, aquel en el que participaba, el otro arriba, espectador, me parecía estar en una escena de un western a la italiana.)

Absurdamente me estaba divirtiendo.

Tenía la sensación de que un balazo en la barriga no me iba a entrar en el duro pellejo, curtido pellejo, o no me iba a doler. Raúl se calmó y me hizo otra pregunta más sorprendente aún:

―¿Qué piensas del ataque a Palacio?

(Allí estaba Faure Chomón, jefe de aquel heroico ataque, herido él mismo, con casi todos sus compañeros muertos, que habían llegado hasta aquel mismo despacho presidencial, donde ahora gritábamos. Era una provocación contra Faure.)

―Un acto de valor extraordinario, Raúl ―y mirando al hermético Faure:

―Me parece el acto más revolucionario de la historia de La Habana.

»Y para decirlo marxísticamente ―con ironía―, el acto que creó una consciencia en las masas, en la capital, ciudad de dos millones de habitantes.

»El acto de más coraje de la historia de Cuba, que estremeció a la tiranía en su madriguera ―y agregué―: ¿Sabes, Raúl?

―¿Qué cosa?

―Que aquel 13 de marzo yo estaba sufriendo torturas en el Buró de Investigaciones, y el asesino Faget me hizo la misma pregunta que tú, amenazando con matarme: “¿Qué piensas del ataque a Palacio? ¿Tú lo sabías? Si hubieras hablado, cuánta sangre se hubiera ahorrado”.

(No lo sabía. Era el Directorio, no el 26, quien hizo el ataque. No dije entonces lo que no sabía, pude esconder y resistir lo que sabía. Y debía mi vida al bravo Wangüemert, que mientras combatía, levantó el teléfono del despacho de Batista y contestó: “Aquí Directorio Revolucionario. Hemos matado a Batista”. Y el coronel que daba órdenes de matar a los prisioneros en el Buró, que era el que había llamado a Palacio, suspendió la orden.)

Miré al silencioso Faure Chomón, me pareció ridícula y grotesca la escena.

Aquel hombre, que había tenido el coraje de asaltar el Palacio de Batista, no decía ahora una palabra.

Era una provocación de Raúl y no iba a caer en ella.

Pero sentí un poco de pena por él, por los otros y por mí mismo.

Me sentía ahora ridículo. Ironía de la historia. Nunca me sentí héroe. Los héroes me parecen falsos, peligrosos.

Razón tenía Bertolt Brecht.

El Palacio de Raúl no era diferente del de Batista.

No ignoraba los peligros de la situación. Quizás sí sentía el deseo de terminar allí.

Aquella gente ―Raúl, Dorticós, y los suyos― no eran la Revolución. No mi revolución.

Eran el poder.

Lo trágico era que yo estaba allí en su pésima compañía.

Qué mala conciencia necesitar compartir un largo camino con semejantes tipos, por la necesidad obligada de combatir otro imperio, otra tiranía y otras injusticias.

Ahora había que terminar con esta farsa, que como decía Pancho Villa: Se ha vuelto mierda de poder, hablando de otra revolución.

Aleida March de Guevara, con gesto desaprobatorio dijo:

―Me voy, no me gustan los ataques en grupo.

Dorticós volvió a insistir sobre el trotskismo, yo respondí:

―No es la primera vez que discuto violentamente con Raúl, pero no discuto con gente que no hizo la Revolución.

Las quijadas del carapálida Dorticós temblaron. Recordaba las risas de Camilo ente los tiemblaquijadas, como Dorticós y Augusto Martínez, cuando sentían el peligro. Camilo los apodó: comevacas de Palacio.

Dorticós, el abogado de los hacendados azucareros, que discutía con los sindicatos obreros en su nombre, el vice decano del Colegio de Abogados, el más burgués y respetado de Cuba, a quien la policía de Batista, único caso, mandó en un avión para México, pocos días antes de la caída del tirano.

―Usted está ofendiendo al Presidente ―contestó, blanco y retórico, Dorticós.

―Aquí el único ofendido soy yo ―contesté.

Habían pasado horas en este encuentro. Se habían dicho cosas terribles, de consecuencias incalculables. Pero me sentía tranquilo, calmado. El Che y Aleida se iban. Guevara, el otro, y Bravo ni me miraban.

―Para terminar si alguno quiere prestarme máquina y chofer, yo por suerte ya no tengo, me lo dice. Es tarde, no hay taxis. Pero no hay problemas. Puedo irme a pie, que una caminadita va bien. Adiós y buenas noches.

Bajé el ascensor de Palacio.

Vi un carro que se acercaba. Pensé: A lo mejor voy preso. Pero me dije, no. Fidel no estaba aquí y sin su aval no se atreverán a hacerme nada.

El carro palaciego me dejó en L y 23.

Prefería ir allí que a mi casa que estaba sola, encontrar amigos periodistas, escritores italianos y franceses, hospedados en el Habana Libre.

Estuve un rato con ellos.

Me sentía inquieto. Necesitaba caminar.

Pensar.

Pensar con los pies es mi forma de caminar.

Caminé.

Fui al mercado.

Ya no existía el viejo mercado tropical, donde noctámbulos, borrachos, los que terminaban de trabajar, tomaban una sopa china de tiburón. Sopa levantamuertos. Afrodisíacos: huevos de tortuga, ostiones, sal, tomate, limón; donde los pescadores fracasados, engañadores, encontraban un buen pargo, serrucho, langostas o camarones, que llevar a sus preocupadas mujeres.

La fruta desaparecida.

Las flores desaparecidas.

¿Dónde están?

El mercado socialista era una cosa vacía, burocrática y fea.

La ciudad se haitianizaba.

Era sorprendente ver gallinas, guanajos en los balcones.

Jardines cultivados, solares yermos sembrados de lechugas y tomates.

En otra época, menesteres de chinos. Ahora, oficio de todos.

La erosión del mar destruía las paredes de las casas que no se pintaban.

Comenzaban las primeras colas del día, largas filas de gente, buscando pan o el cafecito que no se encontraba.

El antiguo malecón parecía un cementerio.

Ni una luz ni un letrero lumínico.

Los automóviles desaparecían. Autobuses pocos. Taxis menos.

Mujeres con cubos de agua.

No dormí.

Amanecía.

Paseaba por el malecón, como en otros tiempos. A sentir el mar, ver la luz, los fulgores de la ciudad de mañana, caminando.

La fresca brisa.

Cuando el sol cortante me dio en la cara, fue como si despertase de una pesadilla.

Comprendí la enormidad de peligros que me acechaban.

Un condenado en espera de que se cumpliese la sentencia.

Aquéllos eran mis enemigos.

Ese poder no era la Revolución ni el socialismo.

Era sólo el poder ruso-castrista.

Me decía: si siempre lo supe, de qué debo extrañarme. Pensaba. Veía en mi memoria, como en un viejo film, el tiempo proyectado, no descubría salidas. Sí quizás al comienzo de enero del 59.

Cuando bajaba a Santiago y me sentía extraño a todo aquello.

Cuando Fidel decía que sentiría nostalgia de la guerra.

Yo no.

Intuía que iba a sentir nostalgia del futuro.

Y aún antes, cuando se nos planteó el dilema Batista o Fidel.

La otra solución era no luchar.

Para mí imposible.

Sí. Sí. Sí.

Todo ha cambiado.

Pero ahora, a la luz del sol y de la mañana y la calle, redescubría a la gente, las guaguas, casas, el trabajo, las cosas, la ciudad.

No. No. No. No había cambiado nada.

Arriba sí. Abajo no.

El nuevo poder en los palacios y privilegios.

El pueblo a trabajar y obedecer.
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Tomado de Carlos Franqui, "Retrato de familia con Fidel"
(Barcelona, Seix Barral, 1981, pp. 464-473)

© www.eltonodelavoz.com

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí
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miércoles, 14 de abril de 2010

Objetivo: Fidel Castro


OBJETIVO: FIDEL CASTRO
Fernando Klein

Editorial: IPUNTO
Año de la Edición: 2010
247 páginas
Género: Biografías, Memorias
ISBN: 9788493762919


Apreciad@s lectores/as y estudios@s de la Historia contemporánea de Cuba:

Cuando he leido en el epígrafe de la contraportada del libro la siguiente frase: "Los servicios de inteligencia cubanos han contablizado un total de 638 intentos de asesinato contra Fidel Castro, en distintas fases de desarrollo, llegando a ejecutarse más de un centenar"; he pensado, ¡vaya, otro libro de "esos"!
Pero una vez iniciada su lectura, es justo que corrija mi opinión. Se trata de un buen libro y debo felicitar a su autor, por su capacidad de síntesis biográfica y la objetividad en la narración de los hechos históricos.
Ya desde la introducción y llegando a los capítulos: "Los emigrantes cubanos" y "El régimen de Fidel y los Derechos Humanos" lo considero un LIBRO MUY RECOMENDABLE.

Hecha esta salvedad, volvamos al inicio por un momento.
De que los Servicios de inteligencia cubanos son de los mejores del mundo, no nos cabe ninguna duda, pero, vamos a ver; una cosa es la Seguridad y la otra solo puede entrar en el terreno de la fantasía o bien del 'autobombo'.

¡Vamos a ser serios! Cuando uno lee "638 intentos de asesinato", solo puede pensar que tal aseveración es un sofisma, pura entelequia. Si nos movemos en el terreno de los proyectos de ideas, de los sueños o de los anhelos de "intentos de asesinato"... entoces ¡apuntenle 640! ...el que ud. está pensando, querido lector, y el que he pensado yo.
Cuando avanzamos en el resbaladizo territorio de los 'Servicios secretos', resulta que nos dicen que "de estos 'intentos' 'tan solo' llegaron a ejecutarse más de un centenar". Eso es otro cantar.

Entonces amigos, hemos de concluir que si nos consta la excelencia de los Servicios secretos cubanos; una de dos, o bien son infaliblemente eficaces... o la CIA y otros 'encargados de ejecutar a Castro' son unos chapuceros rematadamente ineptos.
Así no es de extrañar que Fidel Castro esté destinado a morir de viejo... ¡¡y nosotros de impaciencia!!

Hacía tiempo que no le dedicaba tanto espacio a la crítica de un libro (Aprovecho la ocasión para volver a recordar que yo no soy en modo alguno un crítico, tan solo un simple lector). Así que, queridos lectores, si han resistido mi perorata hasta este punto, solo les queda leer el resumen que nos presta la contraportada del libro... y ¡salir corriendo a adquirirlo en la primera librería que encuentren!.


Resumen del libro

Amado por impulsar las reformas a partir del régimen socialista que instauró luego de triunfar la revolución cubana de enero de 1959, fue a la vez criticado por su política de derechos humanos y por impedir el desarrollo de la libertad de prensa y las libertades individuales en la isla.

Este hombre logró gobernar su país a lo largo de 50 años aún en medio de la desintegración de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín. La figura de Castro, cuyos maratónicos discursos cautivaban hasta a sus enemigos, quedará marcada por su enfrentamiento sin concesiones con Estados Unidos.

Ante él no hubo indiferentes. Sus partidarios lo ven como un héroe de los oprimidos y sus oponentes como un tirano. Fue el gobernante que pasó más tiempo al frente de un país en la historia moderna. Este hombre ha tenido la suerte, y la constante protección de los equipos de inteligencia y seguridad que le acompañan, para salir ileso de los más de 600 atentados que, según la versión oficial, ha sufrido en estos últimos 50 años.

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J. Martí
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martes, 13 de abril de 2010

MI VERDAD


MI VERDAD*
Hilda Molina

Presentación:
Feria del Libro de Buenos Aires, Sala “Jorge Luis Borges”
Fecha: 23 de abril a las 8 de la noche

Introducción


El “caso” de la doctora Hilda Molina ha adquirido, en los últimos años, una relevancia que excede el marco de las relaciones diplomáticas entre Cuba y la Argentina para instalarse como parte de una agenda internacional que incluye a los Estados Unidos, el Vaticano y España entre otros estados que tomaron cartas en el asunto.

Por eso, es de vital importancia la lectura de "Mi verdad". Porque es un testimonio valiente en el que, sin eludir sus errores y contradicciones, Hilda Molina relata en detalle el largo camino que la transformó en una científica internacionalmente reconocida. En el que muestra que, aun condenada al silencio y al aislamiento durante más de quince años, resiste y lucha por mantener vivos la convicción, el deseo y la esperanza de volver a ejercer la medicina para los cubanos.

En este recorrido a lo largo de más de seis décadas, es imposible dejar de advertir la constante tensión entre la adhesión al Régimen y su profunda fe católica; entre el deber para con su patria y una vocación que se manifestó desde la infancia; entre la añoranza de su tierra natal y el amor incondicional a su familia. Entre la fortaleza que la transformó en “la dama de hierro” cercana al poder y la delicada femineidad que cautivó a Fidel Castro.

“Además de conmovedor, el caso de Hilda Molina es aleccionador con respecto a la tragedia que viven millones de cubanos bajo el totalitarismo. Tenemos que agradecerle a Hilda el valor con el que soportó el asedio del gobierno cubano durante muchos años y su perseverancia en la defensa del derecho a reunirse con su familia. Gracias a ellos, la historia que ahora nos cuenta pudo ver la luz.”

Mario Vargas Llosa
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Hilda Molina nació en Camagüey, Cuba, el 2 de mayo de 1943. Es doctora en Medicina graduada en la Universidad de La Habana, especialista de Primero y Segundo Grado en Neurocirugía con Excelentísimo Primer Expediente en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de La Habana. Se especializó, además, en restauración neurológica, es investigadora titular de la Academia de Ciencias de Cuba y fue miembro del Consejo Científico Asesor del Ministerio de Salud Pública del mismo país.

Es autora de múltiples trabajos científicos publicados en órganos especializados, y miembro de numerosas sociedades científicas internacionales. Ha recibido gran cantidad de reconocimientos de la comunidad neurocientífica internacional, y las máximas condecoraciones que se otorgan en Cuba a los científicos y a las mujeres destacadas.

En reconocimiento a sus méritos, fue elegida diputada al Parlamento Cubano en 1993. En 1994, después de un largo proceso de discusión con las autoridades del gobierno cubano, renunció por decisión propia absolutamente a todo lo que la vinculaba al régimen, incluso a su condición de diputada. Actualmente vive en la Argentina junto a su familia.
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*Espero disponer algún día de este importante libro en mi 'Biblioteca cubana'
¡¡Ojalá se edite pronto en España!!

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí
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lunes, 12 de abril de 2010

JUAN JUAN ALMEIDA


NUEVA DETENCIÓN / NUEVA LIBERACIÓN ... ¡¡¿¿HASTA CUANDO??!!
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(...noticia de ayer)

"La Seguridad del Estado se llevó detenido a Juan Juan Almeida, su hermana especula que para evitar que esté hoy junto a Damas de Blanco" ¡¡BASTA YA DE ABUSOS!! ¡¡BASTA DE ENSAÑAMIENTO!! ¡¡¡LIBERTAD INMEDIATA E INCONDICIONAL PARA JUAN JUAN ALMEIDA!!!
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(...noticia de hoy)

Siguiendo las pautas intimidatorias ("última moda del castrato"), han vuelto a soltar a Juan Juan Almeida... por lo menos ¡hasta el próximo arresto!
Están abusando de un hombre enfermo. No se atrevieron con él en vida de su padre, el comandante de la revolución Juan Almeida Bosque.

Está claro que a este hombre quieren hacerle pagar -entre otras 'deudas pendientes' por haber osado retar a Raúl Castro- LA PUBLICACIÓN DE SU LIBRO "Memorias de un guerrillero cubano desconocido".

Mientras esperamos su liberación definitiva y reunión con sus seres queridos; sigo recomendando encarecidamente a todos los visitantes de mi 'Biblioteca cubana' la lectura del revelador libro de Juan Juan Almeida.
¡No se lo pierdan!

MEMORIAS DE UN GUERRILLERO CUBANO DESCONOCIDO
Juan Juan Almeida

Ediciones Espuela de Plata
Sevilla, España. 2009
291 páginas.

miércoles, 7 de abril de 2010

Cuba: La deuda editorial.


LA DEUDA EDITORIAL

Rafael Rojas
abril de 2010


Entre los esfuerzos recientes por avanzar en una recomposición del campo intelectual cubano –fracturado por medio siglo de emigración y apropiaciones o escamoteos de los legados del siglo XIX, la República y ya, también, de la Revolución- es identificable el trabajo editorial de la investigadora del Instituto de Literatura y Lingüística de La Habana, Cira Romero. Hay en ese trabajo la asunción de un deber, que es pago de una deuda.

Entre 2007 y 2009, Romero impulsó la edición de cuatro libros fundamentales para esa reintegración del archivo cultural cubano: Severo Sarduy en Cuba (Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 2007), Laberinto de fuego. Epistolario de Lino Novás Calvo (La Habana, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2008), Órbita de Lino Novás Calvo (La Habana, Unión, 2008) y El ángel de Sodoma (La Habana, Letras Cubanas, 2009), la novela de Alfonso Hernández Catá.
En las notas y prólogos de Romero a estas ediciones se lee un compromiso con la recuperación editorial de autores y obras desvanecidos en los referentes literarios contemporáneos de la isla y, en el caso de Novás Calvo y Hernández Catá, tampoco presentes en el espacio literario hispanoamericano. Los libros compilados y editados por Romero, por su naturaleza arqueológica, vienen siendo como novedades antiguas, que hacen de cada lector un historiador y un crítico.

No hay en dichas notas y prólogos, ese exhibicionismo “aperturista”, que tanto abunda en publicaciones institucionales de la isla, donde el rescate editorial se presenta como hazaña, y no como deber elemental, y jamás se aluden las razones históricas de la exclusión. Aquí se habla con naturalidad de exiliados muertos, como Guillermo Cabrera Infante y Jesús Díaz, pero también de exiliados vivos como Manuel Díaz Martínez y Roberto González Echevarría.

Sobre el exilio de Sarduy, apunta Romero:

“No regresó más a Cuba físicamente, pero su obra sería, siempre, expresión de quien en la distancia se forjó una alegoría del terruño persistentemente deseado, y que supo evocar con goce manifiesto, transgrediendo los límites de lo expresable, para así convertir al lenguaje, su lenguaje, en una propuesta de derroche y prodigalidad. Ese instrumento fue, en sus manos de artista de la palabra, como una especie de proyecto o utopía ingeniosos frente a la retórica extática de lo superficial”.
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Publicado por Rafael Rojas, en su blog "Libros del Crepúsculo".

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Rafael Rojas

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Datos personales

Historiador y ensayista cubano exiliado en México.
Autor de varios libros sobre historia intelectual y política de México, Cuba y América Latina, entre los que destacan "José Martí: la invención de Cuba"* (2000), "Cuba mexicana. Historia de una anexión imposible" (2001) -Premio Matías Romero- "La escritura de la independencia. El surgimiento de la opinión pública en México" (2003), "Tumbas sin sosiego. Revolución, disidencia y exilio del intelectual cubano"* (2006) -Premio Anagrama-, "Motivos de Anteo. Patria y nación en la historia intelectual de Cuba"* (2008) y "Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica" (2009) -Primer Premio de Ensayo Isabel de Polanco.
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...y yo añado: Probablemente el historiador/ensayista cubano vivo MÁS IMPORTANTE de nuestro panorama editorial.
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*Libros presentes en mi Biblioteca cubana.

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J. Martí
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