sábado, 17 de abril de 2010

Entrevista a Ana Cabrera Vivanco. LAS HORAS DEL ALMA


¡¡Una PRECIOSA entrevista!!
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ENTREVISTA A ANA CABRERA VIVANCO
Sábado, 17 de Abril de 2010 00:00
Xavier Borrell


El Diario Digital de la Comarca vive una experiencia única al adentrarse en 'Las Horas del Alma' con su autora, Ana Cabrera Vivanco, una de las escritoras más vendidas y traducidas de los últimos años en todo el mundo que nos acerca, en compañía de nuestro infatigable devoralibros, Xavier Borrell, el retrato más desgarrado de su patria cubana. -¿Cómo se le ocurrió la idea de escribir una novela tan desarrollada?
Siempre tengo la impresión de son los fantasmas que residen en lo ignoto de mi subconsciente los que narran las historias y me dictan las palabras cuando escribo una novela. En el caso de Las Horas del Alma, los fantasmas de muchas generaciones pugnaban por salir a la luz, pidiendo a gritos que exorcizara sus demonios. Reclamaban justicia y me apremiaban a contar la historia que le borraron y falsearon a las nuevas generaciones nacidas con el triunfo de la revolución de Fidel Castro. Cuando se emprende un proyecto de envergadura como Las Horas del Alma, además de contraerse una gran responsabilidad autoral, se asume otra más grave: la de implicar a tu seres queridos en el riesgo de la peligrosa criatura que estas gestando y las consecuencias que esto pueda acarrearles en represalias. Mi familia no sólo asumió conmigo el riesgo sino que me ayudó a vencer al peor de los fantasmas: El miedo a expresarme con entera libertad. Pero entre todos los fantasmas hubo uno que me guiaba de cerca y me infundía entereza espoleando cada día mi voluntad. El fantasma de una niña con uniforme de colegiala de ojos tristes y soñadores que me miraba a través del cristal de mi buró mientras escribía la historia de cinco generaciones de cubanos. Era mi propio fantasma. El de la niña que se detuvo en el tiempo con las alas de los sueños mutiladas. Muchas veces volví a ver esa mirada repetida en las pupilas de los niños que partieron a otras tierras desmembrados de su familia y su patria. Esa legión de fantasmas me impulsó a tomar la vieja pluma Parker de mi abuelo, cargarla con mercromina y emprender un vuelo sin retorno.


-¿Qué tiene el pueblo cubano para producir historias tan emotivas?

Yo pienso que las historias de nuestra isla despiertan emociones en el lector porque los cubanos cuando hablamos de nuestra tierra a pesar de los pesares, del tiempo y de las muchas millas náuticas que nos separen de ella conservamos el encantamiento por lo nuestro intacto en los recuerdos y seguimos llevándola del mismo modo que se lleva a la madre enraizada al corazón. El amor que sentimos por Cuba brota en los poros de cada frase que ponemos. Los olores de la tierra, los ríos, el mar, la gente misma, cobran alma propia en el papel y si un autor pone el alma cuando escribe de su tierra, entrega amor, trasmite magia, sangre, piel…

-No fue fácil salir de Cuba ni para usted ni para la novela...

Cuando salí de Cuba sabía que partía al destierro. No hubo lugar para lágrimas en la despedida. Me despedí de mi hija y de mi esposo sin saber como y cuando nos volveríamos a encontrar. Tardamos tres años y medio en reunirnos nuevamente en España. En Tenerife a donde había sido invitada a presentar mi libro La Voz del Silencio, biografía de la Premio Cervantes cubana Dulce María Loynaz, me tuve que armar de toda mi entereza para no dejar traslucir durante las conferencias que impartía en la Universidad de La Laguna, ni en los actos de presentación de mi libro, las cenas o las entrevistas, el dolor que me embargaba. Sabía que cualquier desliz que cometiera delante de la delegación cubana que no nos perdía ni pie ni pisada podía costarle muy caro a mi familia. Y ese costo podía ser el que no pudiéramos volver a vernos nunca más. La novela salió destripada y llegó por partes, igual que llegó mi familia y fueron también los míos a quienes tocó el riesgo de rescatar los capítulos mutilados que tuve que dejar atrás. Atrás dejamos todo, y de todo nos despojaron: Desde la casa hasta los libros que no nos permitieron sacar. Así todo me considero afortunada. Existen millones de cubanos dispersos por el mundo a quienes no se les ha permitido siquiera volver para enterrar a los suyos.

- En su libro hay una bellísima prosa poética, en muchas ocasiones, ¿es imposible para usted, como autora, escribir novelas sin poesía?

Mi primer libro fue un ensayo biográfico sobre la poetisa uruguaya Delmira Agustini: El Misterio de la Sacerdotisa de Eros. Luego vinieron los años en que trabajé con la poetisa cubana Dulce María Loynaz, Premio Cervantes 1992 para escribir su biografía La Voz del Silencio. Conocí a Dulce María cuando era ya nonagenaria pero me unió a ella una gran amistad que permaneció intacta hasta el final de sus días. Fue la personalidad y el temple de Dulce María y su ejemplo de cubana excepcional lo que me inspiró el personaje de Ángela Falcón en Las Horas del Alma. Todavía siento que su presencia me acompaña y desde luego su huella va conmigo. Seguramente su voz prevalece entre todos mis fantasmas y su verso se filtre en lo que escribo. Lo que si te puedo decir es que siempre que termino un capítulo, lo leo en alta voz Necesito oír cierta cadencia en las palabras, si encuentro que esa cadencia se rompe, vuelvo a retomar lo escrito. Busco el modo de colocar las palabras y así permanezco horas…días, todo el tiempo que haga falta hasta sentirlas armonizar.


- En un momento de su novela un personaje se pregunta ¿Cómo es que el pueblo cubano ha expulsado a tantos gobiernos tiranos e invasores y el actual lleva tantos años?

Cuando la revolución de Fidel Castro derrocó a la dictadura de Batista el 1 de enero de de 1959. El pueblo cubano volcó todas sus esperanzas en su nuevo líder, lo convirtió en su nuevo Dios. Su líder predicaba lo mismo que predicaba Dios, sería la revolución del pueblo, la revolución de los humildes, la que crearía al hombre nuevo. No se hablaba de comunismo, sino de humanismo, de una revolución que sería tan verde como las palmas cubanas. La gente lo creyó ciegamente y se desvivió en sacar adelante su revolución. Poco a poco el sueño devino en pesadilla, Muchos tardaron años en reconocerlo. Costaba renunciar al sueño, quitarte la venda de los ojos y reconocerte traicionado por tu ídolo. Por otro lado y -esto es lo más complicado de explicar- la sociedad civil cubana ha sufrido un desgaste en todos los sentidos. Las nuevas generaciones que nacieron después del 59 no conocen otro sistema que el que impera desde hace más de medio siglo. Esas generaciones viven en una especie de burbuja. No se entra, no se sale. Pocos viajan o tienen acceso a internet. Los de afuera son los malos de la película, el imperialismo es el enemigo, el culpable de todas nuestras desgracias. No hay más que un partido único, la prensa nacional responde al oficialismo totalitario del régimen. El miedo es una constante diaria. La maquinaria represiva de la seguridad del estado ha inoculado el miedo por catéter. Desde que los niños van a la escuela y los hacen pioneros les dicen como tienen que pensar. Hay un Comité de defensa de la Revolución, que vigila cada cuadra. Hay miedo a que tus propios vecinos te denuncien, a lo que te pueda pasar a ti, a tu familia, miedo a que te acusen por lo que sea y te metan en la cárcel. El sólo hecho de disentir, es ya suficiente para que digan que eres un gusano, un delincuente, un antisocial, traidor a la revolución y eso basta para que te apliquen la ley de Peligrosidad Social y te encierren entre rejas. Hay una serie de factores psicológicos y sociológicos que han prendido en la población. Las Calles son de Fidel, y Fidel tiene el poder y las armas. Ya los has oído hace unos días por boca de Raúl Castro:”Este país prefiere desaparecer antes que cambiar”.


- ¿Es su obra un canto a la desdicha del pueblo cubano durante una época convulsa y difícil de su historia?

No, La génesis de Las Horas del alma esta expresa en el título: Nace del propósito de trasmitir el tiempo y el alma de mi isla a través de dos troncos familiares que sirven de punto de partida para trazar el retrato de la sociedad cubana del último siglo en Cuba reflejado en el espejo de sus vivencias cotidianas, sus conflictos nacionales y la metamorfosis política y social que ha acontecido en mi patria. Si tuviera que cantarle a algo le cantaría al amor, a la tierra, a la esperanza, a la libertad. Las desdichas que ocasiona en mi pueblo un régimen totalitario no merecerán siquiera ni un réquiem el día que desaparezcan.


- Desde la distancia, los que observamos con cierta tranquilidad la isla de Cuba, entendemos que existe un esfuerzo real de los cubanos, sobre todo en el exilio o destierro, de hacerse constructores de una nueva sociedad donde impere la libertad,¿es necesario que ese realismo socialista que impera en la isla sea desenmascarado por la comunidad internacional, o cree usted que es un problema más bien de confianza?, ¿tendremos que esperar al óbito de Fidel Castro para ver un verdadero cambio?

Pienso que la revolución castrista que derrocó a la dictadura de Batista por las armas, no tiene ninguna moral y muchos menos el más mínimo derecho de reprimir, acosar y encarcelar a los que difieren de su ideología pacíficamente. Es realmente vergonzoso e indignante ver como se organizan turbas y se hacen circular órdenes en los centros de trabajo para que se armen de palos, cabillas y cables para agredir a las Damas de Blanco, madres, esposas, e hijas, que desfilan con un gladiolo en la mano reclamando la libertad y los derechos de sus seres queridos. Los periodistas sabemos que una imagen vale más que cien palabras. De Cuba hasta ahora no teníamos ni eso: Salvo las imágenes turísticas de las mulatas culonas, la rumba y la bebedera. Nada había conseguido captar la prensa extranjera de la más oscura y cruel realidad que se vive en la isla. Creo que a partir de estas imágenes ha empezado un conteo regresivo para el régimen castrista. Por otro lado la muerte de Orlando Zapata tras 86 días en huelga de hambre en una cárcel cubana ha hecho despertar muchas conciencias en el mundo. La dictadura se desenmascara por si misma. Todavía me estremezco de dolor y escalofrío cuando escucho a quienes tratan de desvirtuar o desenfocar la atención de la dramática situación cubana, con el pretexto de que en todas partes muere gente todos los días, se maltrata a mujeres, y se tortura y se comenten violaciones de los derechos humanos. ¿Esto equivaldría a decir que después del terremoto de Haití no podríamos solidarizarnos con el de Chile porque en muchas regiones del mundo tiembla la tierra y mueren seres humanos a causas de los sismos? ¿Quiere decir que cuando muera una mujer asesinada por su marido no tenemos que denunciarlo, porque todos los días mueren mujeres a causa de la violencia de género? ¿Quiere decir que no podemos condenar el terrorismo de ETA, porque existe Al Qaeda? Pienso que tratar de justificar lo injustificable es como intentar tapar el sol con un dedo. Mientras más violaciones, atropellos, vejaciones, torturas y terrorismo existan en este planeta, más debemos de sumar y nunca restar a la hora de alzar nuestras voces en denunciarlas desde lo más profundo de nuestra conciencia.


- ¿Cómo llevan los cubanos en el exilio los últimos sucesos de las huelgas de hambre y el acoso a las damas de blanco?

Con una mezcla de indignación, tristeza e impotencia. Pero brindando todo nuestro apoyo y sin perder nunca la esperanza.

- ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Mis proyectos futuros están en marcha. Las Horas del Alma acaban de cumplir su primer añito el 20 de marzo y ya va por la tercera edición. Fue seleccionada para el Círculo de lectores de la Random House y ahora hace apenas unas semanas acaba de salir la de Best Seller Debolsillo de Plaza Janés. Ahora esta próxima a ser publicada en Belgrado y será traducida al serbio. En los Estados Unidos y especialmente la Feria Internacional del libro de Miami, tuvo una gran acogida entre los lectores del exilio cubano. Me emocionan especialmente los mensajes que recibo constantemente de Cuba, donde muchos amigos cubanos y españoles se han esforzado en hacer llegar ejemplares de mi novela. A pesar de todas las dificultades, los lectores de la isla me escriben y me dicen que leen mi novela y se la pasan de mano en mano, que incluso están en lista de espera como suelen hacer en mi patria para poder turnarse los libros. Mi nueva novela Las Cien Voces del Diablo contratada también por la editorial Grijalbo está en trabajo de edición y cercana a ver la luz, mientras esta autora toma aliento para empezar un nuevo libro. Sólo espero terminar de revisar las galeradas y que pase la Feria de San Jordi, para ponerme manos a la obra, cada vez más comprometida con los lectores. Porque cabe decir, que mientras más te adentras y proyectas en este oficio más te sorprende lo mucho que te falta por aprender y mientras más lectores ganas más alto es el compromiso que contraes contigo y tu trabajo autoral. Allá los que se les suban los humos a la cabeza. Los nombres pasan, se olvidan, se sustituyen por otros. Es tu obra lo único que trasciende en el tiempo y la que decide definitivamente el lugar que corresponde a cada cual.

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí
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3 comentarios:

BARBARITO dijo...

Hacía tiempo que no leía, en una entrevista, unas respuestas tan completas, tan humanas, tan maravillosas...
¡¡Enhorabuena ESCRITORA!!

Anónimo dijo...

Ana Cabrera además de poner el corazón y el alma de Cuba en su magistral novela Las Horas del Alma, nos habla en esta entrevista también con el corazón. Tuve la oportunidad de conocerla en la Feria del libro de Miami y sus palabras me sacaron las lágrimas. Es la modestia personificada y más dulce que nuestra caña de azúcar, pero si se trata de defender a su patria se gasta un par de ovarios de ampanga. Gracias Barbarito por dejarme saborear esta entrevista de mi autora predilecta. Armando.

Anónimo dijo...

Preciosa entrevista, preciosa novela y preciosa la autora. Una sensibilidad increíble tanto cuando habla como cuando escribe. Muy valiente. Enhorabuena a Ana Cabrera por sus horas del alma y a al amigo Barbarito por hacérnos conocer esta entrevista. Matusalén.