sábado, 15 de enero de 2011

EL AMOR Y LA LOCURA




Querid@s lectores/as, a falta de 'libro cubano' este fin de semana, voy a mostrarles este 'poema / leyenda' que me llegó a través de 'Facebook' y me ha hecho recordar una fabulosa noche vivída en La Habana.

Fue hace algunos años en los jardines de 'El Hurón Azúl' (sede de la UNEAC).
Esa noche tuve el privilegio de asistir a una irrepetible declamación poética a cargo de dos grandes actores/locutores: Julio Alberto Casanova y Alden Knight.
Quisiera hoy compartir con tod@s ustedes esa inolvidable velada.

Aprovecho la ocasión para dedicar este 'post' a la memoria de Julio Alberto Casanova Lehara + -La Habana 3·9·2008- (q.e.p.d.).

Como sabrán ustedes este magnífico actor/locutor fue celebre -entre otras intervenciones- por su peculiar estilo de declamar la poesía. Marcó época en el programa 'Nocturno', donde trabajó por más de 20 años.

Aquí les dejo este entrañable recuerdo... ¡¡pasen y sientan!!



"EL AMOR Y LA LOCURA"

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.

Cuando El Aburrimiento había bostezado por tercera vez, La Locura como siempre tan loca, les propuso: ¿Vamos a jugar a las escondidas?

La Intriga levantó la ceja intrigada y La Curiosidad sin poder contenerse
preguntó: ¿A las escondidas? ¿Y cómo es eso?

Es un juego, explicó La Locura, En que yo me tapo la cara y comienzo a contar, desde uno a un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

El entusiasmo bailó secundado por La Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a La Duda, e incluso a La Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? si al final siempre la hallan. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (En el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y La Cobardía prefirió no arriesgarse...

Uno, Dos, Tres...; comenzó a contar La Locura. La primera en esconderse fue La Pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y La Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía
maravilloso para cada uno de sus amigos, que si ¿un lago cristalino?: Ideal para
La Belleza. Que si ¿la hendija de un árbol?: Perfecto para La Timidez.
Que si ¿el vuelo de una mariposa?: Lo mejor para La Voluptuosidad. Que si
¿una ráfaga de viento?: Magnífica para La Libertad. Así terminó por ocultarse
en un rayito de sol.

El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio,
ventilado, cómodo... pero sólo para él.

La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (Mentira, en realidad se
escondió detrás del arco iris) y La Pasión y El Deseo en el Centro de los
Volcanes.

El Olvido... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es importante.

Cuando La Locura contaba, El Amor aún no había encontrado sitio para
esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y
enternecido decidió esconderse entre sus flores.

Un millón; contó La Locura y comenzó a buscar.
La primera en salir fue La Pereza sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a La Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y La Pasión y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a La Envidia y claro, así pudo deducir dónde estaba El Triunfo. El Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza y con La Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.

Así fue encontrando a todos, El Talento entre la hierba fresca, a La Angustia
en una oscura cueva, a La Mentira detrás del arco iris... (mentira, si ella
estaba en el fondo del océano) y hasta El Olvido... que ya se le había olvidado
que estaba jugando a las escondidas, pero sólo el amor no aparecía por ningún
sitio.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la
cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó: las espinas habían herido los ojos del Amor: La Locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la
tierra...

¡¡El Amor es ciego y La Locura siempre lo acompaña!!
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Ser culto es el único modo de ser libre.
Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí
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