martes, 1 de febrero de 2011

EL LIBRO PERDIDO DE LOS ORIGENISTAS


Querid@s lectores/as, visitantes de esta humilde biblioteca y amantes de la Cultura cubana:

Llevo bastantes días empeñado en mi habitual búsqueda de libros cubanos de cualquier especie; y, no se sabe porque extraño 'receso editorial', hace bastantes jornadas que no consigo vislumbrar novedades.
Aún así en el día de hoy no he vuelto con las manos vacías, habiendo conseguido un ejemplar del que había oído hablar hace años y no he podido encontrar hasta la fecha.
No es una novedad en sí, pero pinta muy ineresante para l@s estudios@s de nuestras Letras (entre los que modestamente me cuento).
Pasen y escarben en nuestras raices culturales... En literatura siempre es bueno volver a los 'orígenes':

EL LIBRO PERDIDO DE LOS ORIGENISTAS
Antonio José Ponte

Editorial Renacimiento
Colección: Iluminaciones
Sevilla, España.
Edición 2004
188 páginas.


[Extracto del prólogo]

Hace veinte años, José Lezama Lima y Virgilio Piñera eran nombres casi desconocidos dentro de Cuba, sus obras eran poco leídas y ejemplares de sus libros se obtenían solamente gracias a alguna amistad en librerías de viejo. Los dos habían muerto reciemente. Fina García Marruz y Eliseo Diego eran bien apreciados como poetas, quizás hasta apreciados en demasía. Cintio Vitier era autoridad en estudios martianos, Octavio Smith apenas existía a fuerza de discreción (o grisura) y José Rodrígez Feo, después de haber dirigido y pagado las revistas 'Orígenes' y 'Ciclón', tenía un puesto debibliotecario en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

De los orígenistas idos al exilio se sabía muy poco. Visitar en su casa a Gastón Baquero iba a convertirse, unos años más tarde, en gesto obligado para quien pasara por Madrid. Lorenzo García vega padecía destino más errático y, a juzgar por diarios suyos publicados, se desplazaba de Madrid a New York, de New York a Caracas y de Caracas a Miami. Localizarlo resultaba empresa muy difícil ya que el resto de los orígenistas le tenía jurada enemistad eterna a causa de un libro que nadie en La Habana parecía tener y no asomaba el lomo en ninguna librería de viejo: "Los años de Orígenes". Y, por último, para nuestra curiosidad de lectores contaba poco qué hubiera sido de Justo Rodríguez Santos o de Ángel Gaztelu.

Tropezar con la obra del grupo 'Orígenes' no era hecho tan inevitable como resulta ahora. Los dos mayores escritores de ese grupo padecían censura, se encotraban censurados también otro no origenistas, y la administración cultural imponía sus figuras literarias. Reinaba lo segundón y lo falseado, la literatura debía obediencia total a la política. (Nicolás Guillén y Alejo Carpentier, indudables escritores de primera fila y ambos militantes comunistas, gozaban de un favor que hoy pagan con el desinterés de muchísiimos lectores).

Dar con 'Orígenes' por entonces era recobrar la verdadera literatura, ejercer como lector la libertad, escupir sobre los edictos que pretendían reglar las artes. Luego esos edictos trerían la noticia sorprendente de que la obra de los perseguidos, la obra de Lezama Lima y de Piñera, y la de todo el grupo 'Orígenes' pertenecía a lo mejor de nuestro patrimonio...

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Y hasta aquí el extracto de este prólogo; del que no debiera haberme extendido en su transcripción, pues carezco de permiso para ello. (Sepan disculparme los editores y el autor por esta osadía, producto de mi apasionamiento, de la admiración que siento por su obra, y entiendase como sana intención de publicitar su libro).

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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.

José Martí
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