miércoles, 3 de abril de 2013

De compañero a contrarrevolucionario





   Querid@s lectores:  Hoy les traigo la referencia de un libro muy interesante. La lectura de este y otros libros y documentos sobre el maestro Gutiérrez Alea me han reafirmado en la tesis de que si este brillante director de cine y analista social hubiese vivído más tiempo se hubiera enfrentado con todas sus armas intelectuales a esa cosa mal llamada "revolución cubana". Ya en vida se estaba convirtiendo -con conocimiento de causa- en uno de sus mayores críticos.*
 Sin lugar a dudas, Tomás Gutiérrez Alea fue en auténtico revolucionario en su tiempo, pero fue profundamente defraudado por la revolución.

 *Permítanme, antes de mostrarles la sinopsis del libro, transcribirles una de sus acertadas críticas, procedente de un artículo de la revista "Cine cubano" (en su número 45-46, de 1968), sobre su película "La muerte de un burócrata":

   "Hay una raza especial de gente con la que tenemos que convivir, con la que tenemos que contar, para nuestro disgusto cotidiano, en esto de construir la nueva sociedad. Son los que se creen depositarios únicos del legado revolucionario; los que saben cuál es la moral socialista y han institucionalizado la mediocridad y el provincianismo; los burócratas (con o sin buró); los que conocen el alma del pueblo y hablan de él como si fuera un niño muy prometedor del que se puede esperar mucho, pero al que hay que conocer muy bien, etcétera, etcétera (y nos parece estarlos viendo, con el brazo protector por encima de los hombros de es niño); son los mismos que nos dicen cómo tenemos que hablarle al pueblo, cómo tenemos que vestirnos y cómo tenemos que pelarnos; saben lo que se puede mostrar y lo que no, porque el pueblo no está maduro todavía para conocer toda la verdad; se avergüenzan de nuestro atraso y tienen complejo de inferioridad a nivel nacional. La película se propone también, entre otras cosas, molestarlos, provocarlos, irritarlos. A ellos también va dirigida".

  Y una vez hemos calentado motores. Prepárense...  ¡¡silencio se rueda!!
¡¡Pasen y lean!!


DE COMPAÑERO A CONTRARREVOLUCIONARIO
LA REVOLUCIÓN CUBANA Y EL CINE DE
TOMÁS GUTIÉRREZ ALEA
Joan del Alcázar Garrido y Sergio López Rivero

Publicaciones de la Universitat de Valéncia
Valéncia, España. 2009
145 páginas + Bibliografía

-De la contracubierta del libro-

   Con el examen de las desigualdades de género en Hasta cierto punto (1984), la intolerancia y otros defectos del "hombre nuevo" en Fresa y chocolate (1993), y también con la explosión de miseria generalizada y la crisis de valores en Guantanamera (1995), cambia el centro de gravedad de la mirada crítica hacia el mundo revolucionario cubano del destacado cineasta Tomás Gutiérrez Alea.

   Previamente había hurgado en los entresijos de la realidad anterior e inmediatamente posterior a la victoria revolucionaria del primero de enero de 1959 en Historias de la revolución (1960), Las doce sillas (1962), La muerte de un burócrata (1966), Memorias del subdesarrollo (1968), y Los sobrevivientes (1979).
   El termino "fortaleza sitiada" como concepto de límite, presente en su obra desde el año 1979, quizá sea la clave de lo que para él significó el punto final de un proceso que creía orientado hacia el progreso. Según sus palabras, a partir de entonces el tiempo comenzó a tener otro peso. La revolución había quedad atrapada en su propio mito. Desde las convenciones y las reglas del poder en la isla, la mutación de su mirada crítica lo transfiguró De compañero a contrarrevolucionario.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.

       José Martí
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