viernes, 7 de marzo de 2014

SALIDAS DE EMERGENCIA


   Querid@s lectores/as:  Hoy puedo decirles de entrada -en este primaveral y soleado día- que ha sido un feliz viernes librero-cubano ¡¡por partida doble!!  Es decir, encargué a Amazon la más reciente novela de Alexis Romay, "La apertura cubana" y entusiasmado por el satisfactorio hallazgo, pedí a su vez el libro "Salidas de emergencia", del que voy a darles referencia a continuación; con un gran: ¡¡PASEN Y LEAN!! :

SALIDAS DER EMERGENCIA
Alexis Romay

Ediciones Baile del Sol
Tenerife, Islas Canarias,
España. 2007
326 páginas.

-Información extraida del blog "Belascoain y Neptuno", de Alexis Romay-


Luego de trece años de vivir como un hombre libre, en un arranque de nostalgia, Enrique Martin abandona el sentido común, su tercera esposa y su vida en España… para regresar a Cuba. Una vez en la isla, intentará acercarse a su hijo, David Martin, mientras éste malvive con su sueldo de profesor de secundaria y es acosado por la policía, que lo tilda de «ciudadano con características».

Entre discursos televisados, libretas de racionamiento, edificios a punto del colapso, sol bueno y mar de espuma, censura, intolerancia y otras sustancias tropicales, en estas páginas se dan cita un teniente bueno, un teniente malo, varias Marías, un cuarteto de jazz, una maestra idealista, corruptores de niños, suicidas, un presunto dominicano muy alegre, una australiana de muslos duros, narcotraficantes, pornógrafos, revolucionarios y una variopinta lista de criminales. A todos les asalta la misma interrogante: ¿dónde están las salidas de emergencia en La Habana?


ELOGIOS


Salidas… es la historia de un país que arde sin escaleras de incendio. Los personajes se queman en el calor infernal de una Habana que, para el resto del mundo, es la capital de un eterno verano. Alexis Romay pinta, con fuertes brochazos y asombrosa maestría, el fresco de una ciudad que se calcina abrazada al mar. Sus habitantes buscan, sin saberlo, el escape de unas llamas que saltan en cada esquina. En ese afán de fuga y espanto, aprenden a conjugar sus piras con sexo, arte, lágrimas, silencios y muerte; sin sospechar que a donde quiera que vayan, el fuego los perseguirá.

César Reynel Aguilera, autor de R.U.Y. y de Monólogo de un tirano con Maquiavelo


Salidas de emergencia tiene un poco de todo y en las proporciones más justas y adecuadas: aventura, crimen, sexo, intrigas y desamor. Quien conozca ya La Habana disfrutará de una novela que conduce al lector por sus callejuelas más ilustres y sus rincones más oscuros. Quien no la haya desandado, aprenderá a orientarse en ella.

Teresa Dovalpage, autora de Posesas de La Habana, A Girl Like Che y Muerte de un murciano en La Habana (finalista al Premio Herralde de Novela)



La tensión crece a medida que avanza el argumento. Salidas de emergencia logra transmitir la sensación de peligro abriéndose paso a través de los personajes sin necesidad de referirse al peligro mismo, algo de lo que Cabrera Infante igualmente huía. Para nada nos deben interesar las maquinaciones de los aparatos represivos, sino los resultados que esas maquinaciones producen en el individuo. Esa es la mejor forma de abordarlos.

Miguel Correa Mujica, autor de Al norte del infierno y Furia del discurso humano


Salidas de emergencia es una rendija pendenciera hacia esa sociedad oprimida que tantos desconocen. Es un verdadero viaje, casi cinematográfico. Cada cuento o relato se convierte en un peldaño que uno va subiendo hasta llegar al tope de la pirámide, y llegas a asustarte por su elevación. Salidas de emergencia se convertirá en una novela que habrá que recomendar cuando se haga la lista de las buenas y atrevidas escrituras.

Iván Acosta, escritor y director de cine


Si como algunos mantienen España no es un país, sino un estado de ánimo, me atrevería a decir que Cuba no es otra cosa que un modo, pasional y jacarandoso, de entender la vida. Con un texto complejo que nada tiene de relato de aprendizaje —autor poco conocido en España, Romay tiene muchas horas de teclado a la espalda—, este escritor afincado en New Jersey se adentra en el extravío existencial producido por la incertidumbre del destino de un hombre cargado de nostalgia que, tras trece años de vivir como un “hombre libre”, abandona a su tercera esposa, se desprende del poco sentido común que le queda y regresa a Cuba. Una vez en la isla, nuestro protagonista intentará acercarse a su hijo, David Martín, el cual malvive de un sueldo de profesor de secundaria y es acosado por la policía, que no duda en tildarlo de «ciudadano con características». Sobre un continuo vaivén temporal, aderezado por la censura, la intolerancia y diversas sustancias autóctonas, se construye la estructura de una original novela coral, profusa en monólogos y diálogos, que nos transporta de un Madrid cosmopolita al ombligo del Caribe. No está de más observar que el lector disfrutará de los constantes saltos del castellano al lenguaje coloquial de la isla, saltos que se funden en el tejido narrativo entrecruzando con gracia y buen ritmo las voces de los personajes principales. Entre sus páginas se dan cita un teniente bueno, un teniente malo, varias Marías, un cuarteto de jazz, una maestra idealista, corruptores de niños, suicidas, pornógrafos, un “presunto” dominicano de vida alegre, narcotraficantes, revolucionarios y una larga lista de criminales. Con este plantel, la novela encuentra su mejor acento formal en el continuo baile de planos temporales, los cuales remarcan determinados aspectos del pasado o anticipan, con un guiño, situaciones venideras. Estos cortes, que se dan con fluidez y naturalidad, son favorecidos por la división del texto en capítulos breves que, a modo de pinceladas, van completando el cuadro. Al hablarnos del pasado, la estructura se apoya en la aparentemente libre asociación de ideas y en la recurrencia de los personajes principales, escoltados por motivaciones casi siempre viscerales. El malagueño Antonio Soler es todo un maestro en esta técnica, pero no creemos que el señor Romay se haya inspirado en Las bailarinas muertas, pongamos por caso, a la hora de cocinar su novela. Si los hechos encajan en el presente, es su propio ritmo, vertiginoso, el hilo conductor hacia un final que nos deja una sonrisa impresa en los labios. Habiendo leído a Zoé Valdés, una creía saberlo todo sobre Cuba, pero no es así. Si infinitas son las caras de Madrid, admitamos la posibilidad de que, al margen del circuito turístico, existan diversas Habanas. Lo que nadie parece encontrar —de ahí el título— por más que recorra la isla, son las salidas de emergencia de este puño de tierra al sol con hechuras de laberinto. Un libro altamente recomendable y un autor que dará mucho que hablar en un futuro inmediato.

Inés Matute, en Espacio Luke


A quien pueda interesar:

Salidas de emergencia fue seleccionada entre las cinco finalistas del (tercer) Premio Plaza Mayor de Novela (del año 2004). El manuscrito participaba en el concurso con un seudónimo subversivo: era el primer verso del himno nacional cubano, con una coma de más, que le cambiaba el sentido al grito de guerra: “Al combate, corred, bayameses”. (La idea me la dio Guillermo Cabrera Infante, que recoge la subversión en su inolvidable Vista del amanecer en el trópico). Quizá por eso, en los comunicados de prensa de la editorial de marras la presentaron como que había sido enviada sin seudónimo. Quizá por eso, un año más tarde, cuando la editorial se quejaba de la poca participación en la cuarta edición del Premio, quien redactó la nota de prensa me tildó gratuitamente de desconocido. Letralia tuvo la delicadeza de publicar mi réplica al desplante: Plaza de Nadie.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.

       José Martí
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