domingo, 15 de septiembre de 2013

Bio-bibliografía de Antonio Álvarez Gil





    Querid@s lectores/as:   He aprovechado este periodo vacacional para reordenar mi 'biblioteca cubana' y seleccionar de lo bueno lo mejor y aquí les traigo a uno de nuestros más queridos escritores.
   En primer lugar vean su síntesis biográfica (extraída de su web personal)  http://alvarezgil.com/   y luego seguiremos con su bibliografía, mostrándoles las imágenes de las cubiertas de sus libros.
   Aquí lo tienen  -se lo recomiendo-  ¡¡Pasen y lean!!

-Biografía-

Antonio Álvarez Gil nació el 12 de febrero de 1947 en Melena del Sur, Cuba, en el seno de una familia perteneciente a la clase obrera del pueblo. Antonio es el segundo de cinco hermanos. Su padre, que trabajaba como operario en el central azucarero de la localidad, era un amante de la lectura y de la poesía hispanoamericana, pasión que supo trasmitir a sus hijos.

En los primeros años de la revolución Antonio participó en los más importantes eventos y movilizaciones populares que tuvieron lugar en la Cuba de entonces. Estuvo en la campaña de alfabetización y en la primera gran recogida de café, en Oriente. Tras aquellas jornadas de épica juvenil, continuó sus estudios secundarios. Pese a sentir siempre una fuerte inclinación por la poesía y La Literatura en general, por ese tiempo aún no conocía su vocación de escritor. Cuando llegó la hora de escoger carrera se juntó con un grupo de amigos del pueblo y se becó en un instituto tecnológico de Pinar del Río. De allí pasó a otro en Matanzas y finalmente a un centro similar en La Habana. En 1966 partió junto a otros jóvenes a cursar una carrera técnica superior en la antigua Unión Soviética. Sin embargo, cuando entró en contacto con los estudios de lengua rusa en la universidad de Kiev, tuvo los primeros atisbos de su vocación: le gustaban más los idiomas que la ciencia y la técnica. Fue el tiempo en que quiso cambiar de carrera, petición que le fue denegada por las autoridades cubanas, las cuales enviaban a los jóvenes a estudiar lo que, según los funcionarios, necesitaba el país, no las personas en sí mismas.

Así las cosas, en 1972 Antonio terminó los estudios de ingeniería química en la Universidad Técnica Mendeleyev, de Moscú. Regresó a Cuba casado con una muchacha rusa, y con un título que lo obligaría a trabajar durante nueve años como ingeniero en una planta química en la localidad de Nuevitas, provincia de Camagüey. Allí comenzó a traducir poesía rusa, y luego a escribir sus propios poemas, hasta que, finalmente, se decantó por las formas en prosa. A la sazón conoció a Miguel Mejides y Enrique Cirules, dos escritores ya consagrados que vivían en la localidad y dirigían un taller literario en la biblioteca del pueblo. Después de su primera visita al taller y de haber leído sus cuentos en público, Antonio comprendió que ya no quería ser otra cosa que escritor. En el transcurso de unos meses pergeñó decenas de narraciones cortas, hasta que con una de ellas ganó un premio local, luego otro provincial y por fin una mención en el primer evento literario de carácter nacional al que asistió, representando a la que era por entonces su provincia. Para ese tiempo habían nacido sus hijos y la posibilidad de dejar la carrera que había estudiado en Moscú se antojaba un deseo difícil de cumplir.

En 1981, sin embargo, decidió apostar por la Literatura. Por esta época comenzaron a aparecer relatos suyos en diversas publicaciones periódicas del país. Entonces se trasladó a vivir y trabajar en La Habana y, luego de un tiempo de búsquedas, se encontró a sí mismo en Cinematografía Educativa, centro encargado de producir documentales didácticos con destino a las escuelas del país. Estando allí estudió Historia del cine, dramaturgia, edición y montaje, dirección escénica y otras disciplinas relacionadas con el cine y la televisión. Matriculó y terminó, además, varios cursos de postgrado sobre Literatura en la Facultad de Artes y Letras de la universidad de La Habana. En 1982 participó en el I Encuentro Nacional de Narradores celebrado en Santiago de Cuba, en donde conoció y entabló amistad con algunos de los más importantes escritores del país. En 1983 conquistó el Premio David de cuento, que la Unión de Escritores y Artistas de Cuba otorga cada año al mejor libro del género escrito por un autor novel. El cuaderno llevaba por título Una muchacha en el andén y salió a la luz en 1986.

Ese mismo año partió con su familia a Moscú para trabajar en una organización internacional con sede en la capital soviética. Por este tiempo publicó en Cuba otro libro de cuentos y empezó a escribir su primera novela, que recreaba la estancia de José Martí en Guatemala y su relación con María García Granados (la Niña de Guatemala, del poema homónimo). Vivió en Moscú durante cuatro años y medio, tradujo a poetas y narradores rusos, se relacionó con los escritores del país y presenció en primera persona la ola de cambios y conmociones que estremeció al llamado campo socialista. Durante su estancia en Rusia leyó, estudió y conoció informaciones sobre los crímenes del estalinismo. Por entonces tuvo lugar en Cuba el proceso judicial contra el general Ochoa y Antonio tuvo oportunidad de comparar y ver las semejanzas entre los regímenes de ambos países. Para mediados de 1990 ya había terminado de escribir la novela sobre Martí en Guatemala, que tituló Las largas horas de la noche. Con este texto fue en 1993 finalista del Premio de Novela Casa de las Américas.

Desgraciadamente, tras su regreso a Cuba Álvarez Gil pudo comprobar que la situación política en la Isla se había enrarecido sustancialmente. Influido por la ola de cambios en el antiguo campo socialista, él -como otros tantos compatriotas- esperaba que en su patria ocurriría algo semejante. Pero, en lugar de cualquier apertura económica o política, lo que se encontró fue más radicalización, más miseria moral y más penurias materiales. Tanto él como su esposa y sus hijos vivieron con suma dificultad lo que en Cuba se conoció como “período especial en tiempos de paz”. Así las cosas, en mayo de 1994 abandona definitivamente el país y se radica con su familia en Estocolmo, ciudad en la que reside desde entonces.

En 1998, gracias a su amigo, el fallecido escritor cubano Justo Vasco, fue invitado a la primera edición del Salón del Libro Iberoamericano de Gijón. Al año siguiente publicó un libro de cuentos en Uruguay y en 1990 aparece en Costa Rica la primera edición de Las largas horas de la noche, cuya publicación había sido suspendida en Cuba tras la salida de Álvarez Gil del país. En 2001 su novela Naufragios gana el Premio Ciudad de Badajoz y sale publicada por Algaida Editores, en España. Tras este primer éxito, aparece la versión definitiva de Las largas horas de la noche, bajo el sello de Plaza Mayor, en Puerto Rico y Álvarez Gil gana varios otros premios con sus novelas en España, lo cual le ha permitido darse a conocer al público de ese y otros países hispanohablantes.
En Suecia se dedica a tiempo casi completo a la creación literaria. Y aquí ha escrito lo que seguramente conforma la parte más importante de su obra. Además de su trabajo como escritor, varias veces a la semana imparte clases de español a suecos adultos en una escuela regentada por los sindicatos del país.
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-Comentario añadido-

   En estas vacaciones estivales he tenido la oportunidad de conocer en persona a nuestro Antonio Álvarez Gil y puedo atestiguar que, además de un brillante escritor, nos encontramos frente a una gran persona, humano, sencillo, afable, gran conversador, culto, muy culto.
   Ya lo había leído y admirado hace tiempo por su obra. Hoy en día tengo el privilegio y el placer de contar con su amistad.
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-Bibliografía-

- Una muchacha en el andén
- Unos y otros
- Del tiempo y las cosas
- Fin del capítulo ruso
- Concierto para una violinista muerta *
- Naufragios *
- Las largas horas de la noche *
- Delirio nórdico *
- Nunca es tarde *
- La otra Cuba *
- Después de Cuba *
- Perdido en Buenos Aires *
- Callejones de Arbat *
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* Disponibles en mi biblioteca cubana.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.

       José Martí
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