Querid@s lectores/as: este ejemplar sería el fruto de mi habitual
busca y captura de libros de los viernes... solo que no lo he encontrado en una librería porque tristemente y desde hace demasiado tiempo las principales librerías de mi ciudad están total y alarmantemente desprovistas de
libros cubanos. No, no voy a dar nombre de librerías ¡¡allá ellos con su negocio!! Solo citaré, a modo de ejemplo, que de unas cinco librerías que solía visitar con frecuencia, en una de ellas tienen aún un número considerable de libros cubanos... ¡solo que ya yo los tengo todos! y en otra que también tenían ¡yo los compré todos! y ya no los han vuelto a reponer. ¡¡Que pena!!
En fin, tras esta queja, esta voz de alarma que clama en el desierto, solo puedo decir que, me retiro de las librerías y que ¡¡siempre me quedará Amazon!! Es gracias a esta formal organización que he podido seguir aprovisionándome de mis
queridos libros cubanos.
Y después de esta larga introducción, aquí les muestro la referencia de este interesante ejemplar que ha venido a llenar satisfactoriamente mis ansias de buena lectura. Ya antes de concluir el libro (...en el momento de escribir estas líneas iba por la mitad) puedo manifestar públicamente con toda seguridad que pasará a formar parte de
uno de los mejores libros que habré leído este año.
Así que, sigan mi consejo: ¡¡Pasen y lean!!
MIAMI Y MIS MIL MUERTES
Confesiones de un cubanito desterrado
Carlos Eire
Free Press
Una división de Simon & Schuster, Inc.
1230 Avenida de las Américas
Nueva York, NY 10020
Primera edición en rústica de Free Press: noviembre 2010
333 páginas.
En su libro de memorias
Nieve en La Habana, el cual ganó el Premio Nacional del Libro en 2003, Carlos Eire narra su niñez en Cuba en la época del triunfo de la revolución y la llegada al poder de Fidel Castro. Esa historia termina en 1962, en el avión que lleva a Carlos y a su hermano desde La Habana a Miami para comenzar una nueva vida, como sucedió a miles de niños cubanos. Pasarían años antes de que Carlos volviera a ver a su madre. Y nunca más volvería a ver a su padre, por quien sentía una verdadera devoción.
Miami y Mis Mil Muertes sigue el cuento en el momento en que aquel avión aterriza y Carlos empieza una nueva vida impulsado por sus miedos y esperanzas. Enseguida se da cuenta de que para llegar a ser un americano tendrá que "morir" el Carlos cubano que hasta ahora había sido.
Se enfrenta al eterno dilema del inmigrante que debe aprender inglés, ir a una escuela americana y descifrar un futuro incierto: está en el país de las oportunidades, pero aún no es capaz de aprovecharlas.
A pesar de la dura realidad de los hogares adoptivos donde ha de vivir, el muchacho se abre paso, dejando atrás cualquier vestigio de su vida pasada hasta el punto de cambiar su nombre i convertirse en Charles.
Miami y Mis Mil Muertes es un exorcismo y una oda a esa experiencia, es un homenaje a la renovación, a los momentos de la vida en que tenemos la certeza de haber muerto y, de alguna manera milagrosa, haber vuelto a nacer.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.
José Martí
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