[Foto procedente de la página Facebook del autor]
Querid@s lectores/as: Primer viernes de este nuevo año = Fiel a mi cita de la busca y captura de libros cubanos. Aunque, a decir verdad, este ejemplar lo capturé en uno de esos mercadillos ambulantes donde a veces se encuentran pequeños tesoros.
Y esta ha sido una de las ocasiones en que mi gusto literario-cubano se ha visto satisfecho.
Así que de nuevo puedo recomendarles una vez más... ¡¡pasen y lean!!
TERNEROS QUE NUNCA MUERAN DE RODILLAS
Ramón Fernández-Larrea
Ediciones nuestro arte 1998
Edita: Organismo Autónomo de Cultura
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife
PREMIO DE POESÍA Julio Tovar 1997
72 páginas.
-Extracto del prólogo, a cargo de Nidia Fajardo Ledea-
Ninguno de los que se enfrenten a este poemario debe esperar unos madrigales con gusto a bienmesabe o pastelitos de guayaba, nada apto para delicados paladares, sino para los hechos a la sal gruesa y el ron sin hielo. Parecería que estos poemas están escritos bajo aquel reclamo de Virgilio Piñera: "Hay que morder, hay que gritar, hay que arañar. He dado órdenes".
En Terneros que nunca mueran de rodillas no encontrarán esa especie de pornografía emocional con que escriben algunos cubanos después de dejar atrás su (nuestra) entrañable isla, sino una mezcla entre agria y nostálgica, encabronada y hermosa de lo que ha supuesto una vida gozada en comunión con la poesía, el erotismo, la entrega a los demás... y ciertas -grandes- frustraciones. Tal vez por eso, el libro de Ramón nos deje una sensación de desasosiego por los sueños que pudieron ser y no han sido. Ahí está su mala leche que roza el cinismo; la ironía inteligente, el humor amargo y las tripas en la mano.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.
José Martí
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