Fe de vida

   Querid@s lectores/as:  A modo de curiosidad vuelvo a citar el libro Fe de vida, de Dulce María Loynaz, del que ya tengo (y he leído) hace tiempo. Lo he querido mencionar especialmente para celebrar el feliz hallazgo, pues durante muchos años -¡¡inexplicablemente!! me fue imposible encontrar cualquier título -de libro nuevo- de nuestra distinguida Premio Cervantes; cuando lo más normal es que la obra completa de Dulce María Loynaz se encontrase siempre en todas las librerías de La Habana.  Esto sería lo normal... pero cabe preguntarse ¿es que en la Cuba actual existe algo normal?.  En fin, esperemos que de aquí en adelante se vean paulatinamente subsanadas estas carencias culturales y otras de más vital necesidad.
   Mientras podré seguir diciéndoles:  ¡¡Pasen y lean!!

FE DE VIDA
Dulce María Loynaz

Ediciones Loynaz
Pinar del Río, Cuba, 2014
249 páginas.

-De la contracubierta del libro-

   Como recuento vital, Fe de vida ofrece una versión única de los hechos, la percepción que de ellos tuvo Dulce María Loynaz, junto a su afán por enaltecer la memoria de quien fuera su esposo, Pablo Álvarez de Cañas, y, casi a su pesar, un autorretrato sincero y voluntarioso. Descubrir a quien se descubre ante nosotros es grato y conmovedor, por momentos incómodo. La memoria hecha texto da traspiés y se yergue, alumbra y oculta, dibuja, en fin, esa versión única y propia del recuerdo de sí y de los suyos, de su mundo, perdido y añorado.

   Loynaz se expone al contarnos, casi a su pesar, su propia vida. Este libro es un gesto amistoso hacia quien la confortara en su soledad; pero también es un gesto de libertad, un dejarse llevar por los recuerdos, por las pasiones y los odios con los que convivió.  Y un dejarse ir en la escritura, contenida, inspirada, aborrecida a veces en ese presente donde casi nada de lo que amó sobrevive. La ciudad, la infancia, la vida, en fin, son materia de ardua expresión.

   Este ejercicio de memoria la devolvió a la escritura y, aunque no estén aquí sus mejores páginas, alienta en ellas la vida de una sobreviviente de otro tiempo, con la elegancia hostil de quien  se afirma viva, enfrentada a la historia.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.

       José Martí
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