Querid@s lectores/as: Confieso públicamente que no dedico a la poesía la atención que merece (...lo siento, no es mi fuerte. La historia de Cuba y los libros testimoniales y la novela tienen ocupado todo mi tiempo lector), pero todavía estoy a tiempo de subsanar esta carencia al empatarme con un bello poemario de Sergio García Zamora que, atravesando un océano, ha llegado mágicamente a mis manos. Siempre voy a recomendarles la obra de este joven poeta: ¡¡Pasen y lean!!
TODA LUNA Y TOO SOL
Sergio García Zamora
Publicaciones Entre Líneas
Miami, Florida, EE. UU.
www.publicacionesentrelineas.com
Primera edición, 2015
ISBN: 978-1519215437
45 páginas.
-De la contracubierta del libro-
Música sorda. Catálogo. Maquinaria. Eso es Toda luna y todo sol. El hombre levanta el toldo en la casa de los hacedores de luz. Como uno que se cuida del enemigo muestra sus más caros naipes. Es la maquinaria que utilizó Paul Celan para escapar de la muerte. Lo había aprendido y aprehendido de galileo Galilei. Es la música sorda de las bailarinas que no dejaba escribir a un tal Frank Kafka. Es el catálogo donde Antonin Artaud y François Villon, tomados e la mano, contemplan la gorda humanidad pintada por Fernando Botero. Dije música sorda. Catálogo. Maquinaria. También podría decir: Mapa. Desorden. Lecturancias o Tao del lector. El individuo juega a los dados. Ruleta rusa. Rayuela. Se desborda. Se llama a capítulo y a sabiendas de que el mundo no se detiene, muerde una manzana. Para entonces lo que llaman poema deja de ser y se convierte en un objeto más o menos sospechoso. El poeta se convierte en intocable. Desde algún sitio, el dilecto y bien amado Arthur Rimbaud le recuerda al Hombre-Demiurgo que toda luna es atroz y todo sol amargo.
Reynaldo García Blanco
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.
José Martí
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