domingo, 2 de octubre de 2011
Laberinto de fuego
A la memoria de un Gran Escritor, demasiadas veces injustamente olvidado.
LABERINTO DE FUEGO
Epistolario de Lino Novás Calvo
Lino Novás Calvo.
Recopilación y notas de Cira Romero.
Ediciones La Memoria.
Colección Homenajes.
Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
La Habana, 2008.
186 páginas.
"Laberinto de fuego. Epistolario de Lino Novás Calvo" no es un libro esperanzador. Recoge cartas que dan fe de una vida siempre lacerada por la inconformidad ante la escritura y acuciada por problemas personales, fundamentalmente económicos. Sin embargo, estamos hablando de un escritor que fue –y es- un verdadero maestro sobre todo en el cuento largo y figura cimera en la literatura cubana de los años 40 del pasado siglo.
Como afirma Eduardo Heras León en su prólogo a este libro, Lino Novás Calvo es uno de esos “escritores raros” de la literatura cubana. “Extraordinario narrador, particularmente cuentista, su obra era casi desconocida desde 1959, pues tras el triunfo de la Revolución no había sido publicado por las editoriales cubanas”, recordó, tras apuntar que hoy, gracias a la labor de la notable investigadora Cira Romero, sin duda la mayor conocedora en Cuba de la vida y la obra de Novás Calvo, el lector cubano tiene a su disposición, no sólo una biografía completa del gran narrador, sino un valioso estudio de su obra, y ahora, finalmente, de su correspondencia con importantes figuras de las letras cubanas. Hay tres momentos en la vida de Novás -destaca Heras León- que resumen su extraño y a la vez patético destino: lo veo despidiendo el duelo de Pablo de la Torriente Brau, a quien consideraba un hermano (según le cuenta a José María Chacón y Calvo en carta del 26-12 de 1936), tras su caída en combate en Majadahonda, en medio de los fragores de la Guerra Civil Española; luego, en 1960, participando como jurado del Primer Concurso Casa de las Américas, un evidente reconocimiento a su magisterio como narrador; y más tarde abandonando el país, a las generaciones que conocerían y admirarían su obra y lo reivindicarían, como ha dicho Ambrosio Fornet, como parte de su patrimonio cultural.
Lino Novás Calvo (Galicia, España, 1903 - Nueva York, 1983) Llegó a Cuba de niño. Realiza lecturas autodidactas que le facilitaron encauzar sus inquietudes literarias. Se vinculó, entre otras publicaciones, a la Revista de Avance, donde aparecieron sus primeros trabajos. En 1931 fue nombrado corresponsal en Madrid del semanario Orbe. Allí realizó una activa labor como traductor al español de obras de importantes autores de lengua inglesa y francesa. Residió en España casi hasta el final de la Guerra Civil, en la que participó como oficial de enlace del Quinto Regimiento. En Madrid vieron la luz su novela Pedro Blanco, el negrero (1933) y la noveleta Un experimento en el Barrio Chino (1936). Regresa a Cuba en 1939. Fue profesor de francés de la Escuela Normal de Maestros de La Habana y jefe de información de la revista Bohemia. Publicó La luna nona y otros cuentos (1942), volumen con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura al año siguiente, Cayo Canas (cuentos, 1946) y las noveletas No sé quién soy (1945) y En los traspatios (1946). Fue jurado, en 1960, del primer Concurso Casa de las Américas. Ese mismo año se radicó en los Estados Unidos. En 1970 aparece su libro Maneras de contar.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.
José Martí
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