Hombres sin mujer

   Querid@s lectores/as:   Sigo incorporando buenos libros en las abarrotadas estanterías de mi 'biblioteca cubana'. Esta vez se trata de un libro que ya había leído ('descargado' de la Red -cosa que no hago nunca por el respeto que profeso a los derechos de autor- pero es que en esta ocasión no tenía otra manera de acceder a él).
   Por fin una de esas benditas editoriales que aún se dedican heroicamente a la divulgación de la cultura cubana y a rescatar del olvido estas obras reeditándolas oportunamente y así dándoles luz a estas buenas obras, ha hecho aparecer esta novela en las librerías. ¡¡Gracias editorial Verbum!!
   Así que, una vez más, les recomiendo que... ¡¡pasen y lean!!

HOMBRES SIN MUJER
Carlos Montenegro

Editorial Verbum
Madrid, España. 2014
245 páginas.

Es esta la primera novela de la literatura en lengua española que presenta el tema de la homosexualidad en las cárceles de hombres. El autor, Carlos Montenegro (1900-1981), nació de padres cubanos pero en la aldea gallega de Arosa, y se traslada a la Isla a los siete años de edad. Desde joven estuvo vinculado a los bajos mundos y apenas con 19 años es llevado a la cárcel por un hecho de sangre. Este contacto temprano con un ambiente tan adverso como puede ser una prisión marcó su carácter y determinó su vocación narrativa. Será un escritor hijo del presidio, que se evade de su celda gracias a la escritura, componiendo cuentos que se publican en la prensa cubana de su época y que le ganan notoriedad literaria y a los que debe su libertad.

De las experiencias carcelarias se nutre la precursora e importante novela Hombres sin mujer (1937), en que Montenegro narra una historia que transcurre en una cárcel cubana, donde convive el hombre sin mujer, al calor del trópico y bajo el salvaje dictado de su sexualidad. Cuenta el drama de un presidiario de poca cultura, quien pese al contexto en que está forzado a sobrevivir mantiene intactos sus valores morales hasta que el ingreso en prisión de un adolescente hermoso e indefenso pone en crisis sus convicciones con el brote de una nueva sensibilidad, sorprendente para él.

La pieza, de trágico final ofrece un cuadro realista y una tesis sobre la condición humana, al tiempo que logra transmitir la zozobra de una reclusión que debía conducir a la reeducación del individuo y lejos de este objetivo lo destruye como ser humano.
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Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.

       José Martí
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