jueves, 25 de febrero de 2010
Homenaje a Lino Novás Calvo
Homenaje a Lino Novás Calvo
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El texto que reproducimos fue publicado poco después de la muerte de Lino Novás Calvo. El autor del trabajo fue amigo y colaborador del escritor y gracias la generosidad de su viuda doña Esther María Porta del Pino, hoy tenemos acceso a este esclarecedor ensayo. *
Alberto Gutiérrez de la Solana
New York University
UNICIDAD DE LINO NOVÁS CALVO EN VIDA Y OBRA
Lino Novás Calvo acaba de morir -marzo 24, 1983-. Su fallecimiento me trae a la memoria las últimas largas conversaciones que sostuve con él sobre muy diversos temas en su apartamento de la ciudad de Nueva York hace cinco años. Él se había jubilado como profesor de Syracuse Unlversity por haber padecido una embolia que le había paralizado una mano y le impedía caminar con la estabilidad normal, pero sus facultades mentales no habían sido afectadas. Su memoria seguía siendo excelente. Su honradez crítica era la de siempre, y la agudeza de sus juicios indicaba su habitual clara inteligencia. Parte de esas conversaciones las publiqué en Caribe (Vol.II, Primavera 1977, 1, 61-75). Su deceso me ha hecho evocar reiteradamente aquellos gratos momentos. Lino Novás Calvo era un gran escritor y un gran hombre.
Su sencillez era tan notable como su genio creador, no era de gran estatura ni corpulento. Su voz era reposada, pausada, y de tono no alto. Pero era un hombre valiente, según pude constatar personalmente cuando un asaltante entró el día del pago semanal en las oficinas de Bohemia Libre en Nueva York en 1961, donde ambos trabajábamos. El ladrón, revólver en mano, había acorralado a casi todos los empleados de la redacción de la revista. Lino, que era el subdirector (Miguel Ángel Quevedo era el director), se le enfrentó y el bandido le rompió la frente con el revólver. Hubo que llevarlo al hospital para hacerle una pequeña cura de emergencia. Fue un momento de gran confusión porque los cubanos hablaban en español, y el asaltante americano, arma en mano, pedía el dinero y las joyas en inglés y nadie se entendía. El ladrón le disparó un tiro a un periodista, sin alcanzarlo, después, el revólver se le encasquilló una o dos veces, y huyó, sin robar nada, abrumado por el español de aquella Torre de Babel. El hombre había subido en el mismo ascensor conmigo. Yo venía del Chase Mahattan Bank, que estaba en la primera planta con el importe total de la nómina que iba a pagar en dinero efectivo en el bolsillo, varios miles de dólares. Al salir yo en el tercer piso, el ladrón salió de pronto y me empujó. Tenía un aspecto azorado, inseguro. Esperó a que yo entrara a las oficinas de Bohemia Libre, y entonces él irrumpió en la colindante, que era un bufete de abogados, donde robó todo el dinero y las prendas de los allí presentes, inmediatamente trató de robar a los cubanos de Bohemia Libre. La barrera lingüística fue el factor imprevisto que le hizo fracasar en el segundo robo. El pequeño Lino se enfrentó a un Goliat de unos seis pies y medio. Esta es la primera vez que se publica esta anécdota de Novás Calvo en el exilio en Nueva York.
En las conversaciones citadas, Lino me anunció su propósito de publicar un nuevo libro, amalgama de memorial y cuento, ficción y realidad. No pudo hacerlo. La mano paralizada le impedía escribir a máquina, ese obstáculo cercenó el impulso creador. Me dijo: "Tengo los borradores. Si pudiera escribir a máquina con todos los dedos, ya estaría pasándolo todo a máquina" (Caribe, p. 64). Nuevas embolias le robaron definitivamente la capacidad de trabajar. A mi pregunta: ¿Cómo evaluarías o definirías la nueva crítica hispanoamericana?", me contestó con su buen juicio habitual: "Se analiza mucho: se valora poco. Lo trivial se exagera. La crítica del texto sirve de pretexto para lucirse al crítico. Se hace literatura sobre la literatura" (Caribe p. 75). Igualmente afirmó otras opiniones singulares sobre autores y temas literarios de actualidad.
Novás Calvo era un hombre de muy humilde origen que triunfó en la vida por su propio esfuerzo, su laboriosidad y su talento. Es paradigma evidente de que en un régimen de libertad y democracia la pobreza total -y él la conoció desde el nacimiento- no es impedimento infranqueable para el hombre que tiene la idea de progresar y un propósito serio en la vida. Nació en un villorrio de Galicia, Granas de Sor, en 1905. Llegó como un inmigrante a La Habana a los siete años, cuando Cuba comenzaba su vida republicana en 1902. La madre lo envió a Cuba a vivir con un tío materno, carbonero paupérrimo. Quedó separado de su madre y sin hogar verdadero. A los 9 años trabajó como mochila -en Cuba ayudante de cocina- sin sueldo. Sólo por la comida, la ropa y el alojamiento. Algún tiempo después fue empleado de una fábrica de gorras, ganando $10.00 al mes. Más tarde. a 1os catorce años trabajó en el Central Pina, en Camaguey. Entre otras muchas ocupaciones, fue chofer de taxi en La Habana, experiencia que le inspiró, junto con la revolución de 1933, su antológico cuanto La noche de Ramón Yendía. Pero tenía sed de saber y era un lector infatigable. Era un autodidacto. Su empleo en la librería Minerva le facilitó mucho el estudio, allí sació su voracidad do aprender. En su ascenso continuado llegó a alcanzar fama universal como uno de los renovadores de la cuentística hispanoamericana. Sus cuentos aparecen en gran número de antologías de máxima reputación.
En la tercera década de este siglo, Enrique Labrador Ruíz y Lino Novás Calvo son los dos más grandes innovadores de la narrativa cubana. Novás Calvo utilizó -hombre de genio creador- sus experiencias en la lucha por la vida para iniciar una nueva manera de contar. Desechó el realismo, el costumbrismo y el criollismo al uso, que estaban anquilosándose, y creó un estilo propio que sin rechazar la cotidianidad la transformaba en un mundo de ficción que se justifica por sí mismo. El trasplante del niño a Cuba, y su duro enraizamiento en la isla, fueron circunstancias vitales que estimularon el impulso creador de este destacadísimo escritor. Quizás, si hubiera permanecido al lado de su pobre madre -que muy pobre era- en la aldeita gallega, el escritor no hubiese podido surgir, y Novás Calvo hubiera sido un excelente campesino desconocido. Cuba fue para el narrador la
fuente de pródiga inspiración. Aunque Novás Calvo se acriolló, al mismo tiempo sus facultades de observador tenían la ventaja del punto de vista exterior. Sus duras experiencias vitales le permitieron palpar, reconocer y sentir los sentimientos, las emociones, las sensaciones y las supersticiones de las clases más humildes de su nueva patria. Las singulares circunstancias de su vida le permitieron reconocer desde dentro lo que observaba desde afuera. De ahí surge su originalidad que, además, fue influida en sus inicios por la lectura de William Faulkner, de quien tradujo Santuario, que fue publicada por Espasa Calpe en Madrid en 1933.
Lino Novás Calvo fue un precursor de una nueva manera de contar y un innovador que inicia cambios fundamentales en la cuentística cubana que marcan pautas en la narrativa hispanoamericana que se han convertido en características de la ficción hispanoamericana contemporánea. Con la publicación en Madrid, en 1933 en la Revista de Occidente, del filósofo español José Ortega y Gasset, de sus cuentos La luna de los ñáñigos, En el cayo y Aquella noche salieron los muertos, Novás Calvo recibió reconocimiento internacional. Esas tres publicaciones confirmaron su unicidad.
El tema que se reitera en la cuentística de Novás Calvo es el sufrimiento del hombre perseguido por el hombre. El desasosiego, la incertidumbre, acosan a sus protagonistas. Su visión de la vida es trágica. El humorismo no aparece nunca en sus cuentos. La vida es lucha pero lucha en que las circunstancias adversas contribuyen a aumentar el dolor de sus personajes. que no tienen salvación en su duro peregrinar por el mundo terrenal. La vida del más allá no forma parte de su narrativa. El autor presenta la vida como un estado de tensión permanente a causa de factores externos e internos incontrolables por el hombre, de ahí la angustia y la inquietud trágicas de sus personajes.
Para situar a sus seres de ficción dentro de las circunstancias adecuadas a su infausto destino, Novás Calvo crea un ambiente brumoso con suficientes condiciones de turbulencia espiritual para disponer o determinar de modo sutil o subterráneo el fatal desenlace y la acción atormentada y febril de las víctimas de la despiadada lucha por la vida, donde han de caer derrotados por factores intolerables e invencibles. Características incontrovertibles de Novás Calvo es crear esa atmósfera con elementos totalmente cubanos. El desarraigo de su aldeíta natal lo descentró en los comienzos de su vida, pero le ofreció la oportunidad de la visión de un mundo nuevo y extraño que le impresionó con tal recidumbre que los recuerdos de aquella época quedaron plasmados en algunos de sus más famosas narraciones, de la que yo he clasificado como su primera época de cuentista en mi libro Maneras de narrar: contraste de Lino Novás Calvo y Alfonso Hernández Catá (Nueva York, 1972). Muchos años después, a partir de 1960, la revolución comunista en Cuba (que se convirtió en su verdadera patria) le presentó una nueva realidad histórica cubana, esta vez de muertes, terror, despojos, abusos, obsesiones y venganzas, que él refleja en sus cuentos publicados en su mayoría en Bohemia libre, y otros en la revista Exilio, Papeles de Sor Armadas y Revista de Occidente, que después fueron coleccionados, junto con cuentos de la primera época, en el libro Maneras de contar, en 1970.
En su singular proceso creativo, Novás Calvo presenta conflictos humanos, pero con un estilo propio que toma de la realidad cubana el insólito y maravilloso mundo que descubrió en su niñez y su mocedad, o la dislocación de la sociedad y de la vida provocada y forzada por la revolución de Castro, y los recrea en un mundo de ficción que se justifica por sí mismo, sin calcar groseramente la realidad. En esa labor innovadora, empleó el realismo mágico, entre otros cuentos, en aquéllos en que pinta una original forma de negrismo cubano con estilo y profundidad inusitados: el ñañiguismo, el fanatismo y el misterio de los embrujamientos. También utilizó con gran éxito la fragmentación estructural que agudiza el ambiente mágico e irreal de muchas de sus ficciones. Desplegó extraordinaria maestría en los diálogos coloquiales, pero no como una mera trascripción de locuciones típicas, sino como lenguaje fragmentado, jadeante, cortante, que coadyuva a la bruma misteriosa y mágica. Sus diálogos, aparentemente desmañados, son estéticamente una joya artística. Dominó magistralmente el enfoque narrativo de tipo cinematográfico. Así mismo fue un artífice consumado del punto de vista narrativo que no sólo expresa la visión externa del narrador -protagonista o testigo- sino también la subjetividad de éste.
Todas estas técnicas novedosas, más la originalidad de sus anécdotas, le sirvieron para expresar una angustia existencial que no se había presentado antes de esa manera en Cuba, y que revelan su concepto de que el hombre vive acosado, sin poder descifrar su destino. Por todo ello, Lino Novás Calvo es un autor muy cubano, pero de estatura universal, porque manifiesta la incógnita del hombre en su breve paso por la vida.
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*[Procedente de "El Ateje"]
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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí
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