jueves, 25 de febrero de 2010

Lino Novás Calvo, periodista.


Lino Novás Calvo, periodista.
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"En el periodismo cabe todo. El papel lo aguanta todo. Y puede ser bueno o malo. Cabe el buen ensayo, el buen artículo y el reportaje, que bien hecho es casi como literatura. Asi que [...] depende de lo que podamos hacer de él".
Lino Novás Calvo
1958


Así se expresaba Lino Novás Calvo acerca del periodismo, manifestación de las letras que cultivó desde sus inicios como escritor a través de diversas publicaciones, bien publicando reseñas, breves ensayos y comentarios sobre libros, a los que habría que agregar, con posterioridad, sus reportajes y crónicas, en las que fue todo un maestro.
Buena parte de la vida de Lino Novás Calvo transcurrió detrás de una máquina de escribir, pergeñando cuartillas, bien de ficción, o periodísticas, y pudiera pensarse, por su irresistible vocación literaria, que el periodismo fue para él una labor que lo 'consumió' en tanto escritor. Creo que fue todo lo contrario y casi podría afirmar que una de las relaciones mejor establecidas, más provechosas y reconocidas fue la que sostuvo con el periodismo, al cual se vinculó desde 1928 hasta que tuvo posibilidades físicas de ejercerlo. Frente a versiones, al parecer ciertas, acerca de que Lino Novás Calvo aconsejaba a los jóvenes que se le acercaban en busca de una orientación literaria que no siguieran por ese rumbo, ha dicho el también periodista Norge Céspedes en su trabajo "Novás Calvo periodista encontrado", que nuestro autor fue con el periodismo "siempre más benévolo o, mejor dicho, más comprensivo. Hasta el momento no se ha descubierto un solo intento suyo de ponerle un dedo encima para tratar de invalidarlo. Se sabe, además, que con frecuencia recomendaba a los jóvenes dedicarse por completo a ese oficio. Independientemente de que a esos criterios (demasiado tajantes, injustos y rencorosos) los condujera o no el desespero, la amargura que por aquella época iba minando de manera fatal su espíritu y su impulso creativo, emitía así una especie de asentimiento en todos los sentidos hacia el periodismo, donde se desenvolvió de manera intensa hasta alcanzar un determinado reconocimiento, donde encontró la fuente pecuniaria que en parte financiaría su vida y su camino por la literatura; donde se topó con un excelente canal para desembarcar sus inquietudes intelectuales y los complejos matices de su experiencia vital, y para establecer una conversación de alta fidelidad con la sociedad".
Si bien su ejercicio escritural comenzó en la Revista de Avance, en Social y en Revista de La Habana, sus colaboraciones fueron de carácter eminentemente literario: cuentos, poemas, ensayos breves, una pieza teatral, comentarios a libros. No es hasta que se incorpora a la revista gráfica Orbe, semanario que fue propiedad de la misma empresa editorial del Diario de la Marina, que sus colaboraciones van adquiriendo un sostenido carácter periodístico a través de dos géneros fundamentales: la crónica y el reportaje. Ya antes de salir para Madrid como corresponsal de esta publicación, publicó varios trabajos acerca de diversos aspectos de la vida habanera: los choferes , sin dudas basado en sus experiencias personales en el ejercicio de ese oficio, los carretones tirados por caballos, en los que ya se puede advertir el narrador que sin dudas se iba forjando en él. Con ello estaba comenzando a demostrar que, al menos en su caso, periodismo y literatura formarían una conjunción enriquecedora, llamada a trascender, como en efecto sucedió. Así, sus trabajos enviados a Orbe desde Madrid, en su mayoría crónicas y reportajes, aunque también hay entrevistas, trasuntan un espíritu narrativo que le otorgan un valor literario inapreciable, y leídos con detenimiento, bien puede haber en alguno de ellos la simiente de lo que más tarde sería un cuento. Otras colaboraciones suyas en periódicos madrileños y, más tarde, en la prensa cubana, particularmente en Bohemia, revista a la que se vinculó desde comienzos de la década del 40 y de la que fue jefe de información entre 1954 y 1960, confirman y reafirman lo antes expresado: el narrador y el periodista marcharon en él siempre juntos, y cuando un relato no se le daba con facilidad, el periodismo, en cierto modo, suplía sus sinsabores en el acto de la creación, que en él tuvieron un efecto particularmente doloroso.
Novás Calvo fue asiduo colaborador, en Cuba, además de en Bohemia, en las revistas Ultra, Trimestre, Revista Bimestre Cubana, Grafos, Carteles, Mensuario de arte y literatura, Mediodía y en los periódicos Noticias de Hoy, Información y El País-Excelsior. Los textos publicados en periódicos fueron, por lo general, extensos, como propios de una narración, y poseen, en muchos casos, las estructuras características de este tipo de creación literaria ficcional, sólo que en su caso estaban basadas en sucesos absolutamente reales. De esta manera podemos advertir que el movimiento de las personas que aparecen en ellos y la propia dramaturgia informativa estaban encaminados hacia el logro de objetivos que traspasaban lo meramente informativo: frases nerviosamente expresadas, expresión de sentimientos personales y ajenos, visiones forjadas a partir de elementos donde lo imaginativo iba de la mano de lo real en busca de lograr ambientes que dieran un marco adecuado a sus descripciones, metáforas sugestivas. Su opinión, expresada al también periodista y narrador cubano Lisandro Otero, acerca de que "El pueblo no acepta más que lo que le llega al corazón" formó parte de su credo periodístico, a la vez que defendió la idea de que la única manera de ser objetivo era respetando la subjetividad del ser humano.
Lino Novás Calvo recibió dos importantes premios periodísticos: el "Enrique José Varona" por su artículo "América sin patitos feos", publicado en Información el 27 de febrero de 1945; y el "Eduardo Varela Zequeira", por el reportaje "Guerra de nervios en Santa Lucía", aparecido en Bohemia en números correspondientes al 15 y al 22 de agosto de 1948. Fue sin dudas en esta importante revista donde Novás desplegó su más intensa vida periodística. Vinculada a ella desde que el 27 de junio de 1943 publicara una especie de semblanza titulada "El guajiro: un hombre olvidado" fue, desde 1954, su jefe de información, y antes había atendido las sección Así va la ciencia y La marcha del tiempo. Se sabe que, de manera anónima, colaboró en la sección En Cuba de dicha revista, en la que se comentaban importantes sucesos de la vida política de la nación, además de traducir numerosos reportajes tomados de publicaciones extranjeras, preferentemente norteamericanas.
Este vínculo con la prensa plana, adquirido prácticamente desde sus comienzos literarios, fue un elemento decisivo en su formación como narrador y su estilo literario puede advertirse en muchas de las versiones que hizo al español de textos periodísticos en inglés, a las cuales aportaba su peculiar modo de contar.
Ya en el exilio se mantuvo colaborando en Bohemia Libre durante algún tiempo. De esta etapa datan dos trabajos excelentes publicados en dicha revista con motivo de la muerte de Ernest Hemingway y William Faulkner, titulados, respectivamente, "Adiós a Hemingway" (julio 16, 1961) y "Así era William Faulkner" (julio 22, 1962). También su firma apareció en publicaciones españolas y en norteamericanas de expresión española.
Sin dudas, el periodismo cubano tiene en Lino Novás Calvo uno de sus exponentes más relevantes. Le sirvió para crearse una poética narrativa o, quizás, a la inversa, su poética narrativa surgió de la práctica permanente del periodismo. No importa lo ocurrido, sino los hechos; y lo cierto es que de esta simbiosis nació tanto una obra periodística como literaria de una solidez impresionante, personalísima y que ha resistido como pocas el paso implacable del tiempo y las maneras de contar.
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*Todas estas informaciones proceden de "Cuba Literaria"

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí

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