jueves, 25 de febrero de 2010

La Habana en un espejo


Reseña relativa al libro:
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LA HABANA EN UN ESPEJO
Alma Guillermoprieto


María José Furió Sancho oceandrive53@hotmail.com


La Habana en un espejo, Alma Guillermoprieto, Ed. Mondadori, Barcelona, 2005

Esta reseña ha sido publicada en La Vanguardia-Culturas, de Barcelona - 19 de octubre de 2005



"Fidel, exasperado con la vagabundería lúbrica de su pueblo, lanzó una consigna desde lo alto de una manifestación: "¡Que se acabe la rumba!". Gozoso y adorando como siempre a su comandante en jefe, el pueblo cantaba obediente la consigna: "Que se acabe la rumba". (Suena bien) "Que se acabe la rumba... Aé", y arrancaban chancleteando por la avenida, al compás de la exhortación que se había convertido irremediablemente en conga". Este chiste, famoso en los primeros años setenta, es una síntesis impagable de la relación que unía a Fidel con su pueblo y acierta mejor que cientos de documentadas páginas de historia a sugerir por dónde iba a hacer aguas la comunión entre los cubanos y su comandante.

Lo cuenta Alma Guillermoprieto (México, 1946), colaboradora de The New Yorker y The New York Review of Books, autora de Looking for History, Samba y The Hearth That Bleeds. Títulos que seguro poco dicen al lector español, pero si el lector es aficionado al National Geographic un día de 2003 pudo tropezar con un reportaje dedicado a cómo con el tango muchos argentinos lograban reafirmarse en el presente plantándole cara moral a la crisis económica. Y al descubrir que se trataba de un artículo inusualmente brillante volvió atrás a ver quién lo escribía y leyó: Alma Guillermoprieto. Alguien que domina el arte de la crónica periodística, con su ajustada dosis de experiencia personal y sentimiento, apunte histórico, anecdotario revelador y perfiles físico-psicológicos, pero también una escrupulosa moderación en la expresión de ideas políticas para que la cosa no derive en panfleto.

La Habana en un espejo es la narración de tres fracasos: la de una joven bailarina que descubre que no será la siguiente Martha Graham, la de esa misma bailarina que en Cuba descubre sus limitaciones como profesora de danza y la de la revolución cubana.

En 1970 es el gran Merce Cunninghan quien le habla de una plaza de profesora en La Habana. Seducida por anécdotas oídas de revolución y romance, Guillermoprieto cambia la miseria elitista de los bailarines neoyorquinos por la Cuba que, con el inmisericorde embargo estadounidense, sufre ya diez años de penalidades. Es el año de la Zafra de los diez millones, operación con la que un idealista Castro espera librarse de la dependencia de los soviéticos y en la que todas las energías están volcadas en obtener el triunfo de la autarquía. En la Escuela Nacional de Danza, sus alumnos, "una colección de gente singular y hermosa", no tienen música, coreografías ni espejos, considerados símbolos de vanidad.

Si este libro no valiera porque retrata una época apasionante, antes de que 40 golpes de Estado militares acabaran con las veleidades revolucionarias en América Latina y África, o por personajes como los amigos homosexuales de Alma y sus hilarantes historias sobre la represión contra los gays, o porque refleja una toma de conciencia política ante hechos como los de Vietnam, o porque salen a escena personajes olvidados como los tupamaros y los primeros hippies, valdría por la escena en que Fidel se dirige a los cubanos para admitir el fracaso de la Zafra. En ella, un Fidel elocuente, carismático, con el erotismo asilvestrado del guerrillero, impone aún inconscientemente una coacción sentimental sin paliativos. Detalla exhaustivo los errores cometidos y ofrece que otro lo sustituya, pulsa así la cuerda sensible de la memoria épica de la revolución hecha ya mito compartido. Y, en ese momento de pathos erótico-político durante la confesión del fracaso, el baño de amor y fe ciega que recibe de ese pueblo bailón hijo de esclavos le va a llevar a una confusión y a una usurpación progresiva y definitiva de los ideales del pueblo y de sus necesidades. Escrita con la nostalgia "de aquellos años duros, cuando la vida era a veces insoportablemente difícil, y tenía significado" La Habana en un espejo dice cuánto ha cambiado todo y como de algún modo nada ha cambiado, en una Cuba "admirada hoy como reliquia suspendida en el tiempo por visitantes que vienen huyendo de un mundo excesiva y horrorosamente moderno".


Noviembre de 2005

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí

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