martes, 26 de octubre de 2010

EL DIFUNTO FIDEL



Con Teresa Dovalpage (La Habana, 1966) siempre pasa lo mismo: su escritura es como las inclemencias del tiempo, te sorprende leyéndola de un tirón, te acorrala en un callejón sin salida, te saca la carcajada sin que puedas hacer nada para evitarlo. Su novela El Difunto Fidel, que ganó el premio de novela corta Rincón de la Victoria en Málaga el año pasado y acaba de ser publicada por la Editorial Iduna, es un excelente retrato de Miami, la ciudad que define como “un pantano lleno de cocodrilos” y también, un tanto irónicamente, como “un paraíso para cualquiera que venga de Kansas.” Y quizás para cualquiera que venga de La Habana también...

La obra es un retrato de ese “otro yo” que se construye el cubano fuera de Cuba, al menos el emigrante de los noventa. Por otra parte, la novela constituye un viaje a nuestra cultura, la de allá y la de aquí. No había leído nada tan actual sobre Miami, y mucho menos nada escrito con ese desenfado. Es un texto sincero, sin medias tintas, al estilo de su autora, que tiene por costumbre llamar al pan, pan, y al vino, vino. ¿Y qué mejor pretexto que la muerte para darle comienzo? ¿Qué mejor lugar que una botánica de la Calle Ocho para abrir una novela en que se mezclan la realidad y la fantasía de una ciudad que se ha construido a golpes de sueños y de bienes raíces inflados hasta la estratósfera?

Por otra parte, esta novela cae dentro del género de la “literatura del exilio,” definida por Dieter Ingenschay en Exilio, insilio y diáspora. La literatura cubana en la época de las literaturas sin residencia fija: “Las literaturas del exilio se deben al terror del siglo pasado; son la reacción más concreta y palpable contra las dictaduras, son los foros por excelencia para discutir, acusar y procesar las catástrofes históricas, para articular y mantener la memoria, para convertir la persecución y el trauma en experiencia artística, literaria.”

El trauma y la persecución, sin embargo, están vistos desde una óptica juguetona, sin ánimo de pontificar. Me quedo con frases que enseñan: “…En fin, que Miami tiene más castas que la India.” Y me quedo también con una definición de “dirigente” que puede ser muy educativa para los que no han vivido en Cuba: “Ser dirigente es un cargo sumamente ecléctico, mezcla de administrador con líder político con actor de telenovela. Es un puesto utilísimo en la isla, pero que no sirve para nada fuera de ella.” Éstos son dos ejemplos que demuestran que la autora sabe de lo que está hablando. O escribiendo.
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Niurka Dreke es abogada y escritora. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana. Tiene un Máster en Relaciones Internacionales, realizado en la Universidad Nacional de la Plata, Buenos Aires, Argentina, donde fue columnista de la Revista del Instituto. Su permanencia de ocho años en Buenos Aires y sus residencias en varias ciudades de los Estados Unidos, -Pennsylvania, Miami, y San Diego-, le permitió lo que ella misma describe como “ver el mundo desde afuera, y encuadernarlo”. Tiene un blog personal, "La vida es un bolero", donde escribe “A quemarropas" y ha colaborado con Letralia, tierra de letras, donde ha publicado varios artículos y cuentos.

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LITERATURA DEL FIN DE SEMANA:
"EL DIFUNTO FIDEL" DE TERESA DOVALPAGE


El Difunto Fidel, de la autora cubana Teresa Dovalpage, es un libro encantador que puede engañar con el título, pero que irradia frescura y cubanismo en su lectura.

La obra fue ganadora del V Concurso de Novela Corta de Rincón de la Victoria, 2009 y según su autora, se gestó como un proyecto teatral para Aguijón Theater, "Hasta que el mortgage nos separe".

Rosario Vargas, la directora de Aguijón, sugirió a un grupo de dramaturgos -entre ellos Teresa Dovalpage, tomar el tema de "La muerte de un viajante" y adaptarlo a las circunstancias de un inmigrante latino actual. ¿Qué significa en estos momentos lograr el “American Dream” para un hispano?
De ese impulso inicial salió "El difundo Fidel", un relato salpicado de humor criollo y juegos de truculencia con el nombre de uno de sus protagonistas.
El libro está centrado en la vida cotidiana de Miami con personajes cubanos y es una delicia leerlo.
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Publicado por Angélica Mora en su blog "Apuntes de una periodista"
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