martes, 23 de febrero de 2010

Economía y bienestar social en Cuba a comienzos del siglo XXI


Economía y bienestar social en Cuba a comienzos del siglo XXI
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Apreciad@s lectores, siguiendo mi costumbre -hoy viernes- he salido a la 'busca y captura' de libros cubanos, y he conseguido de nuevo una buena pieza. Es de esos libros, digamos 'para pensar'. No se si se asomará a esta 'Biblioteca cubana' algún/a intersad@ en economía... yo confieso que este tema no es mi fuerte, pero 'hay que leer de todo' y en lo tocante a Cuba vale la pena el esfuerzo; siempre hay algo que aprender.

Aquí lo tienen... ¡¡pasen y lean!!


Economía y bienestar social en Cuba a comienzos del siglo XXI
Por Carmelo Mesa-Lago
Editorial Collibrí
Madrid, España
http://www.editorialcolibri.com/
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Reflexión de un economista, Antonio Elorza

A lo largo de un tercio de siglo, la obra de Carmelo Mesa-Lago ha constituido una guía inmejorable para adentrarse en las causas del fracaso económico registrado en la Cuba castrista. Su diagnóstico es tanto más válido cuanto que el profesor de la Universidad de Pittsburgh se diferencia de otros opositores al régimen en que nunca intenta cargar las tintas en el análisis crítico del sistema, e incluso, como en el libro que comentamos, trata de introducirse en el discurso económico de la Cuba. de hoy, aportando su saber para hacer posible, dentro de lo imposible, la adopción de decisiones racionales.

El último capítulo sobre “las reformas necesarias en la economía y el bienestar social de Cuba en el siglo XXI” es todo en ejemplo de este enfoque, de acuerdo con el cual resulta imprescindible pensar las reformas del poscastrismo a partir de los recursos materiales y humanos que ofrece el sistema. “No hay otra solución a la crisis que las reformas, avisa Mesa-Lago, aunque éstas pueden ser de diverso tipo, grado y necesidad”. Parte del supuesto de que en las circunstancias actuales el sistema socialista constituye un marco ineludible para iniciar el proceso de cambio, siendo “necesaria una reestructuración fundamental de la economía y un retorno al proceso de reforma económica, para transformar las formas de propiedad y dinamizar el sector estatal con mayor descentralización y competencia”. Fidel no se puede quejar. Aplasta sistemáticamente a la oposición y al exilio, y desde ambos surgen voces que proponen cambios que inicialmente no representan una ruptura radical. Estamos ante un esquema bifásico. En un primer período, la propuesta consiste en dar con cautela pasos que preparen la transformación definitiva, con un ritmo mucho más fuerte tras la desaparición del dictador.

El libro Mesa-Lago sugiere que desde el interior del régimen han aparecido recursos y hombres capaces de superar, o por lo menos de aminorar, el desastre causado por el predominio del socialismo “idealista” impuesto por Castro. De ahí los ciclos que se suceden en el casi medio siglo de historia, con una oscilación pendular entre el idealismo, causante de catástrofes, y un pragmatismo que remedia en lo que puede los errores de aquél, pero acaba siendo bloqueado en su propensión al cambio. La relación con el mercado es el elemento definitorio. Tanto el ciclo inspirado en el voluntarismo del Che, convertido en modelo de gestión por Castro, como el de la rectificación que tanto gustaba al entonces líder del PCE, Julio Anguita, desembocaron en sendas crisis, agudizada la segunda por la pérdida de la ayuda y de los mercados de la Europa del Este.

La gravedad de la situación en el Período Especial, pareció apuntar a una nueva era dominada por el realismo, y tal vez por una primera apertura política. Pero muy pronto pudo verse que una vez utilizado el salvavidas, el dontancredismo ideológico de Fidel llevó a abandonarlo. A partir de entonces, hay una tensión permanente entre los esfuerzos de los economistas y la gestión efectiva. Resultado: el estancamiento. El diagnóstico no ofrece dudas.

La crítica del libro debe ceder paso en este punto a la recensión: “A pesar de los resultados generalmente beneficiosos de los ciclos económicos, la dirigencia ha cambiado de rumbo y se ha embarcado en un ciclo idealista o, en años recientes, ha paralizado el proceso de reforma hacia el mercado y revertido algunas de sus políticas, locuaz ha provocado una vez más el deterioro económico-social”.

Castro teme que la racionalización de la economía le quite poder: “La lógica política, por tanto, ha predominado sobre la lógica económica, a pesar de que ello ha provocado un deterioro de la economía y del bienestar social (sic). Pero la dirigencia no es afectada por estas consecuencias nefastas de sus acciones, ya que está protegida contra dichos efectos por las prebendas del poder”. A partir de un análisis económico riguroso, Mesa-Lago aporta los elementos de juicio que permiten entender cuanto ha sucedido en los últimos dieciocho meses. Nadie le pide cuentas a la nomenclatura castrista y, en definitiva, está interesada en que no despunte un proceso de cambio en que alguien les pida cuentas. Son la antidemocracia. De ahí la lógica represiva que culmina en las detenciones, los juicios y las condenas del pasado año.

El reseñado esquema interpretativo es desplegado en el capítulo tercero, con el fin de analizar en profundidad lo ocurrido en los últimos quince años, con la crisis, su superación parcial y el nuevo estancamiento. Dentro de la dificultad que presentan las fuentes cubanas, Mesa-Lago intenta operar a partir de datos cuantitativos sobre la evolución de la economía en su conjunto, así como de los principales sectores. Por todos lados, la evolución favorable de mediados de los años 90 ha ido a parar a un punto muerto, con la excepción del regalo de Chávez, representado por las condiciones de venta del petróleo venezolano, que reproducen la vieja situación de dependencia de la URSS. Así tiene Fidel la oportunidad de estrangular lo que queda de sector privado, como los paladares, los taxis particulares o los alquileres de habitaciones en casas. La granja colectiva impone su ley, a la hora de bloquear, si bien ello no impide que la desigualdad se dispare.

El abanico de los salarios pasó de 829 a 1 en 1995, y de 12.500 a 1 en 2002. Sobre ello incide además la lotería de las remesas del exterior, con una media de 121 dólares por habitante al año, lógicamente en el marco de extremas diferencias según el cubano en cuestión tenga o no relaciones con el extranjero. Mesa-Lago trabaja según el criterio de fortiter in re, suaviter in modo. El panorama es desolador. Únicamente cabe la esperanza de que en el interior del sistema surja esa conciencia, personificada en un grupo de economistas, de que sin profundas reformas, tanto políticas como económicas, Cuba nunca saldrá de la penuria.

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí

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