lunes, 22 de febrero de 2010

Ternera macho y otros absurdos


"TERNERA MACHO Y OTROS ABSURDOS"
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Ternera macho y otros absurdos
por Ángel Pérez Cuza
Espuela de Plata. Renacimiento, Sevilla, 2007. 218 páginas, 12 euros

El crítico de El Cultural Ernesto Calabuig analiza los treinta relatos que componen la colección que el cubano Ángel Pérez Cuza (Guantánamo, 1955) presenta bajo el título Ternera macho y otros absurdos

Treinta relatos componen esta colección que el cubano Ángel Pérez Cuza (Guantánamo, 1955) presenta bajo el chocante título de Ternera macho y otros absurdos. Este autor se dio a conocer en nuestro país con la novela Delito mayor, que –lamenta Juan Bonilla en el prólogo al libro que nos ocupa– pasó entre nosotros injustamente desapercibida. Ternera macho es uno de esos libros de los que no se sabe si el mayor mérito es literario o sociológico: nos interesa la prosa tanto como el fiel retrato que, juntando las piezas sale de la sociedad cubana vista desde adentro, el detalle del día a día por encima de panfletos políticos de afectos y desafectos. Pues éste es un libro político sólo en la medida en que retrata a sus conciudadanos. Como la muchacha del primer relato, Pérez Cuza nos asoma a una mirilla para observar este alegre y duro mundo de intercambios y supervivencia: veremos enfermeras desdobladas en jineteras por horas, trapicheos y astucias que cuestan la vida, caídas en desgracia de antiguos camaradas vueltos ricos gerentes, felicidades ajenas inalcanzables, arbitrarios expolios, trabas de una burocracia estatal tan caótica como implacable, madres que imploran por sus hijos, turistas españoles que estafan las esperanzas de pobres muchachas, naúfragos ciegos que viven el infierno, cincuentones que vuelven trasquilados, familias que sueñan nuevos comienzos, visiones y “milagros”, censores y escritores vigilados, lúcidos repasos vitales desde una mesa de quirófano, tragedias por una bicicleta confiscada, oníricas navegaciones de regreso a Cuba...

Éste es el mundo de una colección de cuentos tragicómicos en los que el erotismo se erige en nota dominante, especialmente en espléndidas piezas como “Al acecho de la nínfula” o “El cuentero de Charco Sucio” (un relato impresionante), aunque también algún otro texto bordea el mal gusto y hasta la broma pesada (así ocurre en “Las violaciones de Eva” o en “Viernes” –cuento que nos hace preguntarnos qué le habrá hecho a Cuza el pobre Defoe–). Pero éste es, en suma, un libro valiente acerca de la lucha por la vida que, con un lenguaje directo y sin disimulos, se atreve a plantearse quién es quién y, sobre todo, permite ver y da que pensar.


CALABUIG, Ernesto

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Ser culto es el único modo de ser libre. Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
J. Martí

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