domingo, 21 de febrero de 2010

Cita con la muerte. Fidel Castro y el asesinato de Kennedy


¿Un libro que dara mucho que hablar...?
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Apreciad@s lectores/as de "Desconexión cubana", acabo de incorporar un nuevo libro a mi biblioteca que dará mucho que hablar... ¿o no?
Por el título, la temática y la información de la contraportada les invito a descubrirlo.
Aún no se si se trata de un panfleto sensacionalista o bien de un libro que contiene reveladoras verdades que pueden hacer cambiar la historia tal como la conocemos...

En cuanto lo lea ¡se lo cuento!

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CITA CON LA MUERTE
FIDEL CASTRO Y EL ASESINATO DE KENNEDY
-La conspiración cubana en el magnicidio de Dallas-
Wilfried Huismann

Editorial Starbooks
Barcelona, España 2007
195 páginas

UNA EMOCIONANTE INVESTIGACIÓN QUE NOS LLEVA A MÉXICO, CUBA, RUSIA Y ESTADOS UNIDOS PARA DESVELARNOS LAS CLAVES DE UNO DE LOS MAGNICIDIOS MÁS INQUIETANTES DE LA HISTORIA.

Trasel asesinato de John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963, el FBI mandó a un agente de alto rango a México paraque investigase los últimos movimientos del presunto asesino, Lee Harvey Oswald. Sin embargo, al cabo de unas semanas, el supervisor del caso, Laurence Keenan, recibió una orden directa del presidente Johnson que le obligaba aguardar silencio durante el resto de su vida.

Había un motivo de peso para ello: todo parecía indicarqueOswald había actuado por encargo de los servicios secretos cubanos. A juzgar por los indicios y pruebas disponibles, había motivos suficientes para pensar que el magnicidio era una respuesta de Castro a la fracasada invasión de Bahía de Cochinos y, sobre todo, al bloqueo y las consecuencias derivadas de la crisis de los misiles. Si se hubiera dado a conocer la sospecha, la opinión pública norteamericana podría haber exigido una respuesta contundente y provocar una Tercera Guerra Mundial.

Cuarenta y dos años después, Laurence Keenan recibe una extraña oferta: viajar a México en compañia del escritor y guinista cinematográfico Wilfried Huismann para terminar la misión. A pesar de que ha pasado mucho tiempo, aún quedan muchos cabos sueltos y testigos por interrogar. Uno de ellos, Oscar Marino, un antiguo miembro del servicio secreto cubano, se decide a hablar y confirma las sospechas del gobierno de Estados Unidos: Lee Harvey Oswald no era el loco que se ha pretendido presentar, sino la pieza clave de un complicado engranaje que marcó un hito decisivo en la Guerra Fría.

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